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32

la Familia,

Sexualidad humana: Verdad y significado

(1995), no. 10; USCCB,

Catecismo Católico de los Estados Unidos para los Adultos

, 412-413.

10

Gaudium et Spes

, no. 24; véase también

Hombre y Mujer los creó: Catequesis

sobre el amor humano

, no. 15.

11 Véase Karol Wojtyla (San Juan Pablo II),

Amor y responsabilidad

, trad. Juan

Antonio Segarra, SJ (Madrid: Caparrós Editores S.L., 2008), 24-27.

12 Véase Papa Benedicto XVI, Carta encíclica

Deus Caritas Est

, no. 5.

13 Papa Francisco, Carta encíclica

Laudato Si’

, no. 155.

14 Véase CIC, nos. 2337-2350.

15 Véase CIC, no. 2337.

16 USCCB,

Catechetical Formation in Chaste Living

, 7; versión del traductor.

17 Discurso durante la Reunión con niños y jóvenes, Visita pastoral a Turín (21

de junio de 2015).

18

Ibídem

.

19 Véase CIC, no. 2351.

20 Véase CIC, no. 2360.

21 Véase CIC, nos. 2521-2524. Véase también Pontificio Consejo para la

Familia,

Sexualidad humana: Verdad y significado

, no. 56.

22 Véase CIC, no. 2342.

23 Véase CIC, nos. 2360-2379.

24 Véase Papa Benedicto XVI,

Deus Caritas Est

, no. 11.

25 Véase CIC, nos. 385-421.

26 Véase CIC, no. 405.

27 Véase CIC, no. 1695.

28 Por ejemplo, Código de los Estados Unidos, Título 18, Capítulo 110,

“Explotación sexual y otros abusos contra los niños” (secciones 2251-2260A).

Además de violar las leyes penales federales o estatales aplicables, los clérigos

católicos pueden estar sujetos al delito canónico relacionado con la adquis-

ición, posesión o distribución de imágenes pornográficas de niños menores

de catorce años. Véase Congregación para la Doctrina de la Fe,

Normae de

gravioribus delictis

(21 de mayo de 2010), artículo 6, §1, 2º.

29 Véase CIC, no. 2354.

30 Véase CIC, nos. 1854-1864, esp. no. 1860. Véase también CIC, no. 2352

sobre la masturbación y la evaluación de la responsabilidad moral del sujeto.

31 El arte auténtico busca comunicar la verdad y la belleza y llevar al espectador

a la contemplación. Cuando representa el cuerpo humano o una relación de

amor, puede incluir sus aspectos sexuales, pero no de manera tan exagerada

que oscurezca el tema en su conjunto. La pornografía, por el contrario, reduce

las personas retratadas a sus atributos sexuales, con el fin de provocar deseo

sensual en el espectador. Véase Wojtyla,

Amor y responsabilidad

, 195-202. Para

explicaciones católicas del arte, véanse CIC, no. 2501; San Juan Pablo II,