Table of Contents Table of Contents
Previous Page  26 / 39 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 26 / 39 Next Page
Page Background

26

Los líderes pastorales abrazan la formación pastoral

Los líderes pastorales, a través de su propio comportamiento, lideran

e inspiran a otros a través de una visión motivadora, de un testimonio

personal y de un compromiso como discípulos misioneros. Un líder pasto-

ral está en plena comunión con la Iglesia Católica, es capaz de ministrar

con gozo y fidelidad y tiene el deseo y la voluntad de acompañar a otros

en el camino espiritual hacia Cristo mientras vive y enseña como lo hace

la Iglesia.

Los líderes pastorales abrazan la formación espiritual

El

kerygma

, o anuncio de la historia de la salvación, constituye el funda-

mento de la formación espiritual para los líderes pastorales. Los líderes

espirituales no sólo deben conocer el

kerygma

y ser capaces de anunciarlo,

sino también entender que están incluidos en el plan de salvación de Dios,

el cual continúa hoy. La catequesis, la oración y la participación perma-

nentes en la vida sacramental de la Iglesia son importantes para esta faceta

de la formación, ya que fortalecen la conversión y posibilitan a los discípu-

los perseverar en la vida cristiana. La formación espiritual incluye crecer

en el amor de Dios y de su Iglesia. Un compromiso con la oración per-

sonal diaria, la fiel participación semanal en la Misa, la recepción de otros

sacramentos (especialmente el Sacramento de la Penitencia) y los actos de

servicio, caridad y justicia social contribuyen a la formación espiritual de

la persona.

Los líderes pastorales abrazan la formación humana

La formación humana incluye la capacidad de empatizar y poner a otras

personas en primer lugar. También incluye la disposición a aprender hab-

ilidades de escucha activa y a colaborar con el obispo, el párroco y otros

líderes pastorales. La formación humana incluye madurez emocional, la

capacidad de mantener amistades y relaciones profesionales, el manejo

de la expresión apropiada de la ira y el afecto, y la capacidad de invitar,

delegar y orientar a otros.