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Los líderes pastorales abrazan la formación pastoral
Los líderes pastorales, a través de su propio comportamiento, lideran
e inspiran a otros a través de una visión motivadora, de un testimonio
personal y de un compromiso como discípulos misioneros. Un líder pasto-
ral está en plena comunión con la Iglesia Católica, es capaz de ministrar
con gozo y fidelidad y tiene el deseo y la voluntad de acompañar a otros
en el camino espiritual hacia Cristo mientras vive y enseña como lo hace
la Iglesia.
Los líderes pastorales abrazan la formación espiritual
El
kerygma
, o anuncio de la historia de la salvación, constituye el funda-
mento de la formación espiritual para los líderes pastorales. Los líderes
espirituales no sólo deben conocer el
kerygma
y ser capaces de anunciarlo,
sino también entender que están incluidos en el plan de salvación de Dios,
el cual continúa hoy. La catequesis, la oración y la participación perma-
nentes en la vida sacramental de la Iglesia son importantes para esta faceta
de la formación, ya que fortalecen la conversión y posibilitan a los discípu-
los perseverar en la vida cristiana. La formación espiritual incluye crecer
en el amor de Dios y de su Iglesia. Un compromiso con la oración per-
sonal diaria, la fiel participación semanal en la Misa, la recepción de otros
sacramentos (especialmente el Sacramento de la Penitencia) y los actos de
servicio, caridad y justicia social contribuyen a la formación espiritual de
la persona.
Los líderes pastorales abrazan la formación humana
La formación humana incluye la capacidad de empatizar y poner a otras
personas en primer lugar. También incluye la disposición a aprender hab-
ilidades de escucha activa y a colaborar con el obispo, el párroco y otros
líderes pastorales. La formación humana incluye madurez emocional, la
capacidad de mantener amistades y relaciones profesionales, el manejo
de la expresión apropiada de la ira y el afecto, y la capacidad de invitar,
delegar y orientar a otros.