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toda discusión y planificación, para asegurar que la tierra de la vida parro-
quial reciba la nutrición que necesita para que las semillas del discipulado
puedan dar fruto.
Encontrar
Todos los cristianos están invitados a “renovar ahora mismo su encuentro
personal con Jesucristo”.
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Cristo llama a sí a todas las personas en su Cuerpo, la Iglesia, a través
de las obras del Espíritu Santo, para que podamos entrar en una relación
personal con Dios Padre. “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro
del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero”.
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La lectura
reflexiva, la
lectio divina
y el estudio de las Escrituras ayudarán a profundizar
el encuentro con Cristo. La homilía dominical abre la Palabra de Dios des-
pertando el corazón de las personas, profundizando nuestro conocimiento
de la fe, renovando nuestra participación en la Iglesia y sus sacramentos y
fortaleciéndonos para los desafíos cotidianos de la vida. Al participar en
la Misa, aprender oraciones comunes y practicar devociones personales y
públicas, los cristianos incorporan las enseñanzas de la fe en su propia vida
y son enviados a dar testimonio de Cristo.
El discipulado implica ayudar a las personas a entrar en un encuentro
personal con Cristo a través de la oración, las Escrituras, los sacramentos,
las obras de misericordia y la formación en la fe.
Preguntas para la reflexión:
• ¿Tengo una relación con Jesucristo?
• ¿De qué maneras cultivo esta amistad con Jesús y su Iglesia?
• ¿Cómo ayudo a otros a crecer en su relación con Cristo y la Iglesia?
• ¿Qué oportunidades ofrece la parroquia para cultivar encuentros per-
manentes con Jesús?
• ¿De qué maneras acompaña la parroquia a nuestra familia, amigos y
comunidad a través del camino de la conversión?
• ¿Hay oportunidades que no existen actualmente en nuestros
ministerios parroquiales que
deberíamos ofrecer?