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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
mentes y corazones hacia la verdad y el amor, hacia Dios mismo, fuente
de toda verdad y amor.
El ser creado a imagen de Dios incluye cualidades específicas.
Cada uno de nosotros es capaz de conocerse a sí mismo y de entrar en
comunión con otras personas por medio de la entrega de uno mismo.
Estas cualidades —y la herencia común de nuestros primeros padres—
también es la base del vínculo de unidad que existe entre todos los
seres humanos. El ser creado a imagen de Dios también une a los seres
humanos como buenos administradores que cuidan de la tierra y de
todas las demás criaturas de Dios.
Otro aspecto importante de nuestra creación es que Dios nos ha
hecho una unidad de cuerpo y alma. El alma humana no es solo la fuente
de vida física de nuestros cuerpos, sino que también es el centro de
nuestras habilidades espirituales de saber y amar. Mientras que nuestros
cuerpos llegan a existir por medio de procesos físicos, nuestras almas
son creadas directamente por Dios.
Dios creó al hombre y a la mujer como iguales, tanto como personas
como por su dignidad. Cada uno es completamente humano y está
creado para complementar al otro en una comunión de personas, lo que
se evidencia más claramente en el matrimonio.
Finalmente, debemos reconocer que Dios creó los primeros seres
humanos en un estado de santidad y justicia original, por lo cual somos
capaces de vivir en armonía con su plan divino. Gracias a su generosa
voluntad, Dios nos ha dado la habilidad de conocerlo y amarlo, y por
tanto nos llama para que compartamos su vida. Nuestros primeros
padres tuvieron también el derecho a la libertad y por eso podían ser
tentados por cosas creadas alejarse del Creador.