Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  101 / 706 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 101 / 706 Next Page
Page Background

Capítulo 6. El Hombre y la Mujer en Un Principio

• 75

LA CAÍDA

La doctrina del pecado original es, por así decirlo, “el

reverso” de la Buena Nueva de que Jesús es el Salvador

de todos los hombres, que todos necesitan salvación y

que la salvación es ofrecida a todos gracias a Cristo.

—CIC, no. 389

¿Cómo es que, aun con las mejores intenciones, nos resulta tan difícil

hacer lo que está bien? Podemos buscar una explicación a esta pregunta

en los primeros capítulos del libro del Génesis. Aquí la aparente lucha

sin fin que existe entre el bien y el mal es descrita a través de la imagen

de la serpiente tentando a Adán y Eva con el fruto prohibido.

Dios les dijo: “Pueden comer de todos los árboles del jardín; pero

del árbol del conocimiento del bien y del mal te mando que no comas,

porque el día en que comas de él, morirás sin remedio” (Gn 2:16-17).

Sin embargo, el tentador dijo: “Eso de que ustedes van a morir no es

cierto. Al contrario, Dios sabe muy bien que, si comen de esos frutos,

se les abrirán los ojos y serán como dioses, pues conocerán el bien y el

mal” (Gn 3:4-5). Adán y Eva escogieron sus propios deseos, basados en

una mentira, contra la voluntad y el plan de Dios. El pecado entró en el

mundo a través de esta decisión de preferirse a ellos mismos en vez de a

Dios y su designio.

Por medio de la Caída de Adán y Eva, también se destruyó la armonía

de la creación. Si continuamos leyendo el libro del Génesis, vemos como

Adán y Eva se dieron cuenta de su condición pecadora, cómo fueron

expulsados del Edén y fueron forzados a vivir con el sudor de su frente.

La belleza y la armonía del plan creativo de Dios fueron perturbadas.

Así no era como tenía que ser. Una vez que el pecado entró en la vida

y en nuestro mundo, se destruyó la armonía con Dios, con uno mismo,

con los demás y con el mundo que nos rodea. Nos referimos a la Caída

y a sus consecuencias como “el Pecado Original”.

Cada uno de nosotros es el heredero de Adán y Eva. Su pecado

rompió la armonía creada por Dios, no solo para ellos, sino también

para nosotros. Vivimos en nuestra vida diaria los efectos del Pecado