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Capítulo 10. La Iglesia: Reflejando la Luz de Cristo

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En la Iglesia, el Espíritu Santo obra en nosotros para alcanzar el

mismo objetivo. Cuando decimos que Dios es amor, estamos haciendo

algo más que aplicar una cualidad abstracta al Señor. Damos testimonio,

con fe, que Dios como Trinidad quiere relacionarse con nosotros y estar

involucrado en nuestro mundo.

Esta verdad no disminuye de manera alguna el misterio de Dios como

totalmente un otro, único, maravilloso, majestuoso y pura santidad.

Pero el amor dentro de la Santísima Trinidad hace posible una intimidad

divina con nosotros. El amor preserva el misterio y, sin embargo, salva

lo que podría haber sido un abismo entre nosotros y Dios. La unidad y

la comunión con Dios en la Iglesia también nos llaman a ser fuentes de

unidad entre todas las gentes.

SOBRE ESTA ROCA —

UNA COMUNIDAD DE AMOR

En nuestra cultura, hay quien se resiste a las instituciones. Nuestra

historia nos recuerda la libertad en los terrenos fronterizos del oeste

estadounidense, donde los ranchos eran algo central y las praderas no

tenían fin, aunque tradiciones como las de las caravanas de carretas, la

construcción de graneros con la ayuda de la comunidad y las brigadas

de bomberos voluntarios nos muestran que incluso en la libertad de la

frontera del oeste estadounidense se necesitaba de algún tipode estructura.

Pero el sentido de una libertad sin límites está a veces en tensión con el

pertenecer a la Iglesia como una comunidad de creyentes.

En lo que se refiere a la Iglesia, hay quienes dicen que sus necesidades

institucionales han afectado los valores de la comunidad y de las relaciones

humanas. Las instituciones requieren tiempo, dinero y trabajo para su

mantenimiento. Ya que el Concilio Vaticano II subrayó la imagen de la

Iglesia como Pueblo de Dios, ¿no quiere decir esto que nuestras energías

deberían estar dirigidas hacia la gente y no hacia los edificios, comités,

leyes y reglas? ¿No deberíamos volver a la simplicidad de la relación de

Cristo con sus discípulos y la intimidad de la Iglesia naciente como lo

describen los Hechos de los Apóstoles?

En respuesta a esto, diríamos que esto no es una situación en la que

solo se puede elegir una de las dos posibilidades. No cabe duda de que la