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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada

Trágicamente, algunos miembros de la Iglesia han cometido ofensa

contra su unidad y, a través de los siglos, se han desarrollado divisiones

entre los cristianos. Ya en el siglo V, desacuerdos doctrinales llevaron

a la separación del principal cuerpo de la Iglesia de algunos cristianos

de la región oriental del Imperio Romano. Más perjudicial fue la

ruptura entre Roma y Constantinopla en el año 1054 d.C. En el siglo

XVI, Europa occidental sufrió las divisiones que surgieron tras la

Reforma protestante.

La Iglesia Católica siembre ha estado comprometida a restaurar

la unidad entre todos los cristianos. Este compromiso se intensificó

con el Concilio Vaticano II y llevó a la Iglesia a participar en lo que es

llamado el movimiento ecuménico. La palabra

ecuménico

significa “de

toda la tierra” y, según el pensamiento católico, describe el propósito

de “reconciliar a todos los cristianos en la unidad de la única Iglesia de

Jesucristo” (UR, no. 24; CIC, no. 822). Esto tiene que ser una comunión

visible. “La plena unidad se realizará cuando todos participen de la

plenitud de medios de salvación que Cristo ha confiado a su Iglesia”

(Papa Juan Pablo II,

Sobre el Empeño Ecuménico

[

Ut Unum Sint

;

UUS], no. 86). “La comunión de las Iglesias particulares con la Iglesia

de Roma, y de sus obispos con el Obispo de Roma, es un requisito

esencial —en el designio de Dios— para la comunión plena y visible”

(UUS, no. 97). El ecumenismo incluye esfuerzos de rezar juntos, estudiar

juntos las Sagradas Escrituras y las tradiciones de cada uno, una acción

común por la justicia social y un diálogo en el que los líderes y teólogos

de las diferentes iglesias y comunidades discutan en profundidad sus

posiciones doctrinales y teológicas para un mayor entendimiento mutuo

y para buscar la “unidad en la verdad” (UUS, nos. 18, 29). En el diálogo,

la obligación de respetar la verdad es absoluta. “La unidad querida por

Dios sólo se puede realizar en la adhesión común al contenido íntegro

de la fe revelada” (UUS, no. 18). A nivel mundial, estos diálogos están

patrocinados por parte de la Iglesia mediante el Pontificio Consejo para

la Promoción de la Unidad de los Cristianos, una oficina del Vaticano

que responde directamente ante el Papa.

La Iglesia Católica mantiene las estructuras del liderazgo episcopal

y de la vida sacramental que son los dones de Cristo a su Iglesia (cf.