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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada

Dios. La Inmaculada Concepción no se refiere a la concepción virginal

y nacimiento de Cristo, sino a María, que fue concebida sin heredar el

Pecado Original.

Con el paso del tiempo, la doctrina de la Inmaculada Concepción fue

articulada de forma más precisa, a medida que su verdad —apoyada por

la devoción popular universal de los creyentes durante mucho tiempo—

se iba entendiendo mejor mediante la investigación teológica. En 1854,

el Papa Pío IX proclamó este dogma infaliblemente: es decir, en su oficio

como maestro supremo de la Iglesia, él declaró que esta doctrina ha sido

revelada divinamente y que debe ser aceptada con fe por toda la Iglesia.

También es la fe de la Iglesia que la Virgen María ha de llamarse

“Madre de Dios”. “Aquél que ella concibió como hombre, por obra

del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la

carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la

Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente

Madre de Dios

” (CIC, no. 495, citando el Concilio de Éfeso: DS 251). En

las Iglesias orientales, la Virgen María es honrada usando la expresión

griega

Theotokos

o “Madre de Dios”.

El poder del Espíritu Santo hizo posible la concepción de Jesús en

el seno de la Virgen María. No hubo un padre humano. Los Evangelios

presentan claramente la concepción virginal de Jesús como una obra

divina (cf. Mt 1:18-25; Lc 1:26-38).

María fue siempre virgen, tanto al concebir a Jesús como al dar a

luz a Jesús, y permaneció virgen desde ese entonces. Dios le otorgó el

privilegio de resaltar que este era un momento único en la historia: el

nacimiento de Jesús, quien es el Hijo de Dios y el Hijo de María. La

liturgia de la Iglesia habla de María como la “siempre virgen”. En la

Iglesia naciente algunos negaron esto, argumentando que los Evangelios

hablan de los hermanos y hermanas de Jesús, y que por tanto María

no había permanecido virgen tras el nacimiento de Jesús. Pero ya en

el siglo IV, los teólogos indicaron que la palabra griega para hermano

usada en el Nuevo Testamento también se puede usar para referirse a

“primo”. Una segunda explicación fue que estos hermanos y hermanas

eran hijos de un matrimonio previo de José. Sin embargo, ha sido la

enseñanza continua de la Iglesia que María permaneció virgen incluso

después del nacimiento de Jesús. En su virginidad, la Virgen María vivió