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Segunda Parte. Los Sacramentos: La Fe Celebrada

ENSEÑANZAS

• En la liturgia, alabamos y adoramos al Padre como fuente de todas

las bendiciones de la creación, la salvación y la adopción divina.

• “La Liturgia es la obra de Cristo total, Cabeza y Cuerpo” (CIC,

no. 1187). En la liturgia, Cristo, el Hijo de Dios hecho carne, actúa

en los sacramentos mediante los cuales nos comunica su poder de

salvación para su Cuerpo, la Iglesia.

• En la liturgia, el Espíritu Santo lleva a la asamblea a reunirse con

Cristo, para hacer presente la obra de salvación de Cristo y para

santificar a los miembros para que estos puedan dar testimonio

de Cristo.

• “Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por

Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida

divina” (CIC, no. 1131).

• La Iglesia celebra los sacramentos como una asamblea de todos

los bautizados, encabezados por el ministro ordenado, cada

persona tiene una función especial que desempeñar en las

celebraciones sacramentales.

• El Espíritu Santo prepara a los fieles para recibir los sacramentos,

ayudándolos a recibir la Palabra de Dios con fe.

• Los sacramentos comunican a cada persona su participación en la

vida de Dios y un crecimiento en el amor y testimonio dentro de la

Iglesia. Esto es la gracia, el resultado del favor e iniciativa de Dios.

• Una celebración litúrgica usa signos y símbolos tomados de la crea-

ción, de la vida humana y de la historia de la salvación. Integrados

en la fe, los signos se convierten en portadores de la acción santifica-

dora de Cristo.

• La Liturgia de la Palabra es una parte importante de todas y cada

una de las liturgias porque la proclamación de la Palabra de Dios, y

la respuesta de fe a ella, ayudan a dar sentido a la celebración.

• Las canciones y música sacras, íntimamente ligadas a la celebración

deberían llevar a la oración, invitar a la participación de la asamblea

y reflejar el carácter sagrado del sacramento.