Capítulo 15. El Bautismo: Hacerse Cristiano
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Sus padres, padrinos y la comunidad parroquial se comprometen a la
formación continua de la fe y de la Tradición de la Iglesia. El mejor
regalo que los padres pueden dar a sus hijos es una vida en la Iglesia.
“La Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de
ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su
nacimiento” (CIC, no. 1250; cf. CDC, can. 867). Sin embargo, la Iglesia
también dice que el Bautismo de un niño puede ser pospuesto si no hay
“esperanza fundada” de que el niño vaya a ser educado en la fe católica
(CDC, can. 868 §2).
Los Elegidos comienzan la etapa de
Purificación e Iluminación
que tiene lugar durante la Cuaresma. Los Escrutinios se celebran
el tercer, cuarto y quinto domingos de Cuaresma. Estos ritos, que
tienen lugar durante la Misa, ofrecen a los Elegidos oportunida
des para reflexionar sobre el significado pleno del paso que se
están preparando a dar. Estos ritos están diseñados para dar a los
Elegidos la iluminadora Palabra de Dios para que aquello que sea
débil o pecaminoso en sus corazones pueda ser sanado y así, lo que
sea bueno en ellos pueda ser fortalecido. La comunidad parroquial
se une a ellos examinando sus propias vidas e intercediendo ante
Dios por los Elegidos. Esta etapa concluye en la Vigilia Pascual,
cuando los Elegidos reciben los Sacramentos de la Iniciación y se
convierten en miembros plenos de la Iglesia. Reciben el nombre
de neófitos.
De Pascua a Pentecostés existe un período de catequesis postbau
tismal, o
Mistagogia.
Este es un período para que los neófitos, o los
recién iniciados, junto con los feligreses de la parroquia se unan aún
más como una comunidad de fe para examinar en mayor profundi
dad los Evangelios, para compartir la Eucaristía y para realizar obras
de caridad. Durante este tiempo de gozo, el entusiasmo de los
neófitos puede inspirar a los fieles de la parroquia quienes, a su vez,
pueden compartir con ellos sus experiencias de fe.