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Segunda Parte. Los Sacramentos: La Fe Celebrada

Después, impartieron el don especial del Espíritu mediante la imposición

de manos. “Es esta imposición de las manos la que ha sido con toda

razón considerada por la tradición católica como el primitivo origen del

sacramento de la Confirmación, el cual perpetúa, en cierto modo, en la

Iglesia, la gracia de Pentecostés” (CIC, no. 1288, citando al Papa Pablo

VI,

Divinae Consortium Naturae

, no. 659).

Para el siglo II, la Confirmación también se confería mediante la

unción con un santo óleo, que pasó a llamarse el santo crisma. “Esta

unción ilustra el nombre de ‘cristiano’ que significa ‘ungido’ y que tiene

su origen en el nombre de Cristo, al que ‘Dios ungió con el Espíritu

Santo’” (CIC, no. 1289, citando Hch 10:38).

LA LITURGIA DE LA CONFIRMACIÓN

Lo signos, los símbolos, los actos rituales y las palabras de la liturgia nos

hablan del significado de un sacramento y de lo que Cristo realiza en la

celebración a través de sus ministros y de la disposición del candidato.

Teniendo esto en cuenta, reflexionamos sobre los siguientes elementos

de la Confirmación: la unción con el santo crisma, la persona que

recibe el sacramento, el rito esencial, los ministros y los efectos o frutos

del sacramento.

La Unción con el Santo Crisma

La unción del santo crisma después del Bautismo […] es

el signo de una consagración […] los que son ungidos,

participan más plenamente en la misión de Jesucristo.

—CIC, no. 1294

Durante la Semana Santa, o en una fecha próxima a ella, el obispo

consagra el santo crisma durante la Misa Crismal. Se usa para ungir a los

recién bautizados, para administrar el sacramento de la Confirmación y

para ungir a obispos y sacerdotes durante la celebración del sacramento

del Orden.