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Segunda Parte. Los Sacramentos: La Fe Celebrada
Finalmente, el don del temor de Dios, o de asombro ante la presencia
de Dios, puede inculcar honestidad a nuestra relación con Dios, una
franqueza que nos hace asombrarnos ante la majestad de Dios. Este don
también nos imparte una actitud de asombro agradecido ante la realidad
de que Dios nos ama y de que podemos compartir en su vida.
Cuando respondemos a la gracia de la Confirmación y a los siete dones
del Espíritu Santo, empezamos a dar los frutos del Espíritu. La tradición de
la Iglesia lista doce frutos del Espíritu Santo: caridad, gozo, paz, paciencia,
longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia,
continencia y castidad (cf. CIC, no. 1832; Ga 5:22).
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
1. Si has sido confirmado, describe cómo fue tu experiencia del sacra
mento. ¿Qué sucedió? ¿Quién te confirmó? ¿Cómo te preparaste?
2. ¿Cómo son las cualidades para sanar y limpiar de la unción con
aceite símbolos de lo que sucede en los sacramentos del Bautismo y
de la Confirmación?
3. ¿Cuáles son las consecuencias de la Confirmación de una identifi
cación más profunda con la misión de la Iglesia?
ENSEÑANZAS
• Jesús prometió a los Apóstoles que les enviaría el Espíritu Santo. Esa
promesa se cumplió en Pentecostés (cf. Jn 16:12-15; Hch 2:1-47).
• Los efectos de la Confirmación incluyen un carácter permanente,
la perfección de la gracia bautismal, un incremento en los dones y
frutos del Espíritu Santo, una profundización en nuestra identidad
como hijos adoptivos de Dios, una unión más íntima con la Iglesia y
su misión, y nos ayuda a dar testimonio.
• En las Iglesias orientales, la Crismación (la Confirmación) se
administra inmediatamente después del Bautismo, seguida por la
participación en la Eucaristía. Esta tradición enfatiza la unidad de
estos tres Sacramentos de la Iniciación.