Capítulo 18. El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación
• 251
aquellos que cometen un pecado mortal después del Bautismo, este
sacramento es necesario para reconciliarse con Dios y con la Iglesia.
CONVERSIÓN, CONFESIÓN, PERDÓN
El sacramento de la Penitencia debe ser visto desde el contexto de la
conversión y del retorno a Dios. Pedro lloró amargamente a causa de
haber negado tres veces a Cristo, pero recibió la gracia de la conversión
y la expresó con una triple confesión de su amor por Jesús (cf. Lc 22:54-
62; Jn 21:15-19). Pablo se convirtió de perseguir a cristianos a ser uno de
los grandes discípulos de Cristo que jamás han existido (cf. Hch 9:1-31).
Estos momentos de conversión son solo el principio de sus compromisos
de por vida a vivir fieles al Evangelio de Jesucristo.
El pecado daña nuestra relación con Dios y daña nuestra comunión
con la Iglesia. La conversión del corazón es el comienzo de nuestro
camino de regreso a Dios. Litúrgicamente esto sucede en el sacramento
de la Penitencia. En la historia de la Iglesia, este sacramento se ha
celebrado de diferentes formas. A lo largo de todos los cambios, siempre
han existido dos elementos esenciales: los actos del penitente y los actos
de Cristo mediante el ministerio de la Iglesia. Ambos van de la mano. La
conversión debe requerir un cambio de corazón, así como un cambio en
nuestras acciones. Ninguno de los dos es posible sin la gracia de Dios.
LA LITURGIA DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
En la Liturgia de la Penitencia, los elementos son normalmente estos:
saludo y bendición del sacerdote, una lectura de las Sagradas Escrituras,
la confesión de los pecados, la imposición y aceptación de una penitencia,
un acto de contrición, la absolución del sacerdote, una proclamación de
alabanza a Dios y la despedida. Ofrecemos aquí una descripción de los
actos del penitente y del sacerdote.
Contrición
Para ser perdonados, necesitamos estar adoloridos de nuestros pecados.
Esto significa alejarse del mal y retornar a Dios. Incluye la determinación