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Segunda Parte. Los Sacramentos: La Fe Celebrada
para que puedan ser confortados con este sacramento […] hay que
enseñar a los fieles a solicitar el sacramento de la unción, y tan pronto
como sea necesario, a recibirlo con plena fe y devoción. Se les ha de
enseñar que no sigan esa dizque piadosa, pero equivocada costumbre,
de diferir la recepción del sacramento” (
Rito de la Unción
, Introducción,
nos. 11-12, 13).
Solo los obispos y los sacerdotes pueden ser ministros del sacramento
de la Unción de los Enfermos. La celebración del sacramento comienza
con un rito penitencial seguido de la Liturgia de la Palabra. Las Sagradas
Escrituras reavivan la fe del enfermo y de los familiares y amigos para
rezar a Cristo por la fortaleza de su Espíritu Santo. El sacerdote impone
sus manos sobre la cabeza del enfermo. Entonces prosigue a ungirlo,
con el bendito Óleo de los Enfermos, en la frente y en las manos (en el
rito romano). Acompaña a este acto con las palabras: “Por esta santa
Unción, y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia
del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación
y te conforte en tu enfermedad” (CIC, no. 1513).
A aquellos que van a dejar esta vida, la Iglesia les ofrece la Penitencia,
la Unción de los Enfermos y la Eucaristía como
Viaticum
(alimento para
el camino) que se imparte al final de la vida. Estos son los “sacramentos
que preparan para entrar en la Patria” (cf. CIC, no. 1525). Estos ritos
son altamente valorados por los católicos como poderosas ayudas a una
buena muerte. Ya que la Sagrada Comunión es un signo efectivo del
Misterio Pascual de Cristo, esta se convierte para el que la recibe en la
oportunidad de unir el sufrimiento y la muerte de uno con el de Cristo,
con la esperanza de una vida eterna con él. Se añaden las palabras
especiales propias para el
Viaticum
: “Que el Señor Jesús te proteja y te
lleve a la vida eterna. Amén”.
EFECTOS DEL SACRAMENTO
Cuando se administra el sacramento de la Unción de Enfermos, el efecto
que se espera es que, si Dios quiere, la persona sane físicamente de su
enfermedad. Pero incluso si no hay sanación física, el principal efecto
del sacramento es la curación espiritual mediante la cual el enfermo
recibe el don del Espíritu Santo de la paz y la valentía para afrontar