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Capítulo 19. La Unción de los Enfermos y de los Moribundos

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Santiago, en el Nuevo Testamento, se instruye al enfermo a llamar a los

presbíteros (los sacerdotes) de la Iglesia para la unción y las oraciones.

Estos presbíteros representaban a la comunidad cristiana y su

preocupación por el enfermo. Esta preocupación es subrayada aún más

en la “oración de fe” que Santiago dijo reclamará a quien está enfermo,

la oración que brota de la comunidad de fe, la Iglesia, reunida en torno

al enfermo precisamente para invocar “el nombre del Señor”.

El

Catecismo de la Iglesia Católica

nos recuerda que “la Unción de

los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria, que tiene lugar

en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un

grupo de enfermos” (CIC, no. 1517).

Hoy hay, más frecuentemente, un esfuerzo par reunir a la gente para

una celebración comunitaria de este sacramento, normalmente en la

iglesia parroquial. Ya que la enfermedad y la vejez son razones legítimas

para recibir este sacramento, una parroquia puede fácilmente ofrecer

oportunidades para que un número de feligreses reciban el sacramento

de la Unción de Enfermos de forma habitual. Puede servir la finalidad del

sacramento y, a la misma vez, reforzar la fe de la comunidad misma.

PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

1. ¿Cómo describirías tu reacción a las enfermedades que has padecido?

¿Qué esperas de aquellos que cuidan de los enfermos? ¿Cómo te

has sentido inspirado a rezar y buscar los recursos espirituales de

la Iglesia?

2. Si has estado presente durante la celebración del sacramento de la

Unción de los Enfermos, ¿cuáles fueron tus impresiones? ¿Por qué

es importante ser consciente del momento adecuado cuando se debe

llamar al sacerdote?

3. Desde una perspectiva de fe, ¿qué valor tiene una experiencia de la

enfermedad para el individuo y para la comunidad parroquial a la

que pertenece? ¿Por qué es importante reconocer a los enfermos y

moribundos e incorporarlos a la comunidad de fe?