Capítulo 20. El Sacramento del Orden
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representa. Entonces, decir que un sacerdote es un icono de Cristo quiere
decir que un sacerdote no es simplemente un recordatorio o imagen
de Cristo, sino que también es un medio real por el cual una persona
puede ser tocada por Cristo. Como Cristo es varón, es apropiado que un
sacerdote como icono de Cristo tenga que ser también un varón.
Otra razón por la cual la Iglesia entiende que la ordenación se reserva
a los varones es el reconocimiento de la responsabilidad del sacerdote de
reflejar a Cristo como el Esposo de la Iglesia. Esta imagen y entendimiento
solo pueden reflejarse verdaderamente cuando el sacerdote es un varón.
La enseñanza de que la ordenación sacerdotal está reservada solo a
los varones ha sido preservada por la Tradición constante y universal de
la Iglesia (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe,
Declaración acerca
de la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial
[
Inter Insigniores
], nos. 9-10, 13, 20-21, 26-27). El Papa Juan Pablo
II reafirmó esta enseñanza con estas palabras: “Por tanto, con el fin de
alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia […] declaro que
la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación
sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado
como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (
Sobre la Ordenación
Sacerdotal Reservada Sólo a los Hombres
[
Ordinatio Sacerdotalis
], no.
4). En ese mismo documento, el Papa realzó los logros incomparables de
las mujeres para el beneficio del Pueblo de Dios:
El Nuevo Testamento y toda la historia de la Iglesia muestran
ampliamente la presencia de mujeres en la Iglesia, verdaderas
discípulas y testigos de Cristo en la familia y en la profesión
civil, así como en la consagración total al servicio de Dios y del
Evangelio. “En efecto, la Iglesia defendiendo la dignidad de la
mujer y su vocación ha mostrado honor y gratitud para aquellas
que —fieles al Evangelio—, han participado en todo tiempo
en la misión apostólica del Pueblo de Dios. Se trata de santas
mártires, de vírgenes, de madres de familia, que valientemente
han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos
en el espíritu del Evangelio han transmitido la fe y la tradición
de la Iglesia”. (
Sobre la Ordenación Sacerdotal Reservada Sólo
a los Hombres
, no. 3, citando
Sobre la Dignidad y la Vocación
de la Mujer
[
Mulieris Dignitatem
], no. 27)