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Capítulo 20. El Sacramento del Orden

• 285

representa. Entonces, decir que un sacerdote es un icono de Cristo quiere

decir que un sacerdote no es simplemente un recordatorio o imagen

de Cristo, sino que también es un medio real por el cual una persona

puede ser tocada por Cristo. Como Cristo es varón, es apropiado que un

sacerdote como icono de Cristo tenga que ser también un varón.

Otra razón por la cual la Iglesia entiende que la ordenación se reserva

a los varones es el reconocimiento de la responsabilidad del sacerdote de

reflejar a Cristo como el Esposo de la Iglesia. Esta imagen y entendimiento

solo pueden reflejarse verdaderamente cuando el sacerdote es un varón.

La enseñanza de que la ordenación sacerdotal está reservada solo a

los varones ha sido preservada por la Tradición constante y universal de

la Iglesia (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe,

Declaración acerca

de la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial

[

Inter Insigniores

], nos. 9-10, 13, 20-21, 26-27). El Papa Juan Pablo

II reafirmó esta enseñanza con estas palabras: “Por tanto, con el fin de

alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia […] declaro que

la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación

sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado

como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (

Sobre la Ordenación

Sacerdotal Reservada Sólo a los Hombres

[

Ordinatio Sacerdotalis

], no.

4). En ese mismo documento, el Papa realzó los logros incomparables de

las mujeres para el beneficio del Pueblo de Dios:

El Nuevo Testamento y toda la historia de la Iglesia muestran

ampliamente la presencia de mujeres en la Iglesia, verdaderas

discípulas y testigos de Cristo en la familia y en la profesión

civil, así como en la consagración total al servicio de Dios y del

Evangelio. “En efecto, la Iglesia defendiendo la dignidad de la

mujer y su vocación ha mostrado honor y gratitud para aquellas

que —fieles al Evangelio—, han participado en todo tiempo

en la misión apostólica del Pueblo de Dios. Se trata de santas

mártires, de vírgenes, de madres de familia, que valientemente

han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos

en el espíritu del Evangelio han transmitido la fe y la tradición

de la Iglesia”. (

Sobre la Ordenación Sacerdotal Reservada Sólo

a los Hombres

, no. 3, citando

Sobre la Dignidad y la Vocación

de la Mujer

[

Mulieris Dignitatem

], no. 27)