Capítulo 21. El Sacramento del Matrimonio
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espiritual y de fe que los padres transmiten a sus hijos. Los padres, como
principales educadores de sus hijos, están al servicio de la vida.
Junto con sus hijos, los padres forman lo que el Concilio Vaticano II
llamó la iglesia doméstica. La Iglesia vive en la vida diaria de las familias,
en su fe y amor, en sus oraciones y cuidados mutuos. El
Catecismo
indica
que “aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el
sacerdocio
bautismal
del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los
miembros de la familia” (CIC, no. 1657).
No todas las parejas casadas pueden tener hijos. “Sin embargo, los
esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una
vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio
puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio”
(CIC, no. 1654).
EFECTOS DEL SACRAMENTO
El primer efecto del sacramento del Matrimonio es el don del vínculo
entre los cónyuges. “El consentimiento por el que los esposos se dan y
se reciben mutuamente es sellado por el mismo Dios” (CIC, no. 1639).
“Por tanto, el
vínculo matrimonial
es establecido por Dios mismo, de
modo que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no
puede ser disuelto jamás” (CIC, no. 1640).
La gracia de este sacramento perfecciona el amor del marido y de la
mujer, los une en fidelidad y los ayuda a dar la bienvenida a los hijos y a
cuidar de ellos. Cristo es la fuente de esta gracia y reside en los cónyuges
para fortalecer sus promesas de la alianza, para cargar mutuamente con
el peso con perdón y bondad, y para vivir con antelación el “banquete
de bodas del Cordero” (Ap 19:9).
HAZ TODO LO QUE PUEDAS PARA
FORTALECER EL MATRIMONIO
El cuidado pastoral de la Iglesia para apoyar el matrimonio se demuestra
mediante una variedad de programas para ayudar a hombres y mujeres
a conocer el designio de Dios para el matrimonio y las enseñanzas de