314 •
Segunda Parte. Los Sacramentos: La Fe Celebrada
La Iglesia instituyó los sacramentales para santificar ciertos
ministerios, estados de vida y un número de situaciones en las que
se encuentran los cristianos. Sus usos son guiados por las decisiones
pastorales de los obispos, en respuesta a necesidades específicas que
son únicas en ciertos períodos históricos o en ciertos lugares. Los
sacramentales incluyen una oración, normalmente acompañada de un
gesto, como la Señal de la Cruz o la aspersión con agua bendita.
LAS BENDICIONES
De entre los sacramentales, las bendiciones tienen un lugar privilegiado.
Hay bendiciones de personas, comidas, objetos, lugares y de ocasiones
especiales. Todas las bendiciones alaban a Dios por sus dones. La
mayoría de las bendiciones invocan a la Santísima Trinidad como se
expresa en la Señal de la Cruz —a veces acompañada de la aspersión
con agua bendita.
Hay bendiciones que consagran a personas a Dios: líderes de órdenes
o congregaciones religiosas, hombres y mujeres religiosos, vírgenes y
viudas, y otras personas como los proclamadores de la Palabra, acólitos
y catequistas. Existen bendiciones de vasos sagrados (como los cálices
y copones), campanas, medallas, rosarios y objetos similares para uso
religioso. El texto para estas y otras bendiciones se puede encontrar en
el
Bendicional
o
Ritual de Bendiciones
(en inglés,
Book of Blessings
).
Hacer la Señal de la Cruz al comienzo y final de cada día, decir las
oraciones de la mañana y de la noche y ofrecer una oración antes y
después de las comidas son algunas de las formas más típicas de invocar
la bendición de Dios sobre nuestras vidas.
LOS EXORCISMOS
Los Evangelios narran que Jesús realizó exorcismos que liberaban a la
persona del poder del mal personificado en los ángeles caídos —Satanás y
los demonios. Por ejemplo, cuando un hombre con un espíritu inmundo
entró en la sinagoga donde Jesús estaba predicando y el espíritu inmundo
lo desafió, Jesús dijo al demonio: “¡Cállate y sal de él!” (Mc 1:25). El