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Capítulo 23. La Vida en Cristo — Primera Parte

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perspectiva que ve a la moralidad como una realidad completamente

personal o simplemente subjetiva. En esta perspectiva, que tienen

algunas personas en nuestra cultura, no existen normas objetivas

capaces de demandarnos nuestra conformidad moral. Tal negación de

un orden moral objetivo e inmutable establecido por Dios resulta en

una visión de la moralidad y de las normas morales como si fueran una

cuestión de opinión personal o como algo establecido solo mediante el

consentimiento de los miembros individuales de la sociedad.

La Realidad del Pecado y la Confianza en

la Misericordia de Dios

No podemos hablar ni de la vida enCristo ni de la vidamoral sin reconocer

la realidad del pecado, de nuestra propia pecaminosidad y de nuestra

necesidad de la misericordia de Dios. Cuando se niega la existencia del

pecado, esto puede resultar en un daño espiritual y psicológico porque

es esencialmente una negación de la verdad de nosotros mismos. Admitir

la realidad del pecado nos ayuda a ser sinceros y a abrirnos a la curación

que proviene de la obra redentora de Cristo.

El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia

recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el

prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la

naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha

sido definido como “una palabra, un acto o un deseo contrarios

a la ley eterna”. (CIC, no. 1849, citando San Agustín,

Contra

Faustum

, no. 22)

Así, por su propia definición, se entiende el pecado como una ofensa

contra Dios, así como contra el prójimo, y por tanto es malo. Los pecados

son evaluados según su gravedad o seriedad. Cometemos pecado mortal

cuando consciente y libremente elegimos hacer algo grave contra la ley

divina y contrario a nuestro destino final.

Existen tres condiciones para que un pecado sea un pecado mortal:

materia grave, pleno conocimiento y deliberado consentimiento

(libertad). El pecado mortal destruye la relación de amor con Dios que