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Tercera Parte. La Moralidad Cristiana: La Fe Vivida

Mediante nuestra razón humana, podemos llegar a entender la ver-

dadera intención del orden creado. La ley natural es, por esto, nues-

tra aprehensión racional al designio divino. Expresa nuestra dignidad

humana y es el cimiento de nuestros derechos y deberes humanos bási-

cos. Esta ley dentro de nosotros nos lleva a elegir lo bueno que revela.

Su expresión más pronunciada se encuentra en los Diez Mandamien-

tos, descritos como “una expresión privilegiada de la ‘ley natural’”

(CIC, no. 2070).

Ya que la ley natural tiene sus raíces en el designio de Dios que se

encuentra en la naturaleza humana, afecta a todas las personas, en todo

lugar y en todos los tiempos. Mientras que las situaciones pueden variar

mucho, la ley natural es inmutable. Reside en el núcleo de lo que nos hace

humanos y por esto no es afectada por las corrientes de las ideas y las

costumbres culturales. Mientras que cualquier persona, región, cultura

o era puede estar tentada a suprimirla, los principios fundamentales de

la ley natural nunca mueren y pronto reaparecen, incluso cuando en

ocasiones habían sido rechazados.

Llegamos a conocer el designio de Dios para nosotros no solo

mediante un entendimiento de nuestra naturaleza humana y su orden

creado, sino también porque Él nos habla directamente. En el Antiguo

Testamento, Dios comunicó a Moisés los Diez Mandamientos. Esta Ley

preparó al mundo para el Evangelio. La tradición cristiana reverencia esta

Ley como santa, pero afirma que necesita de la gracia de Dios para llegar

a su plenitud. Es como un maestro que nos puede decir lo que tenemos

que hacer pero que no es capaz de darnos la fuerza para realizarlo. Sin

embargo, honramos esta Ley como una ayuda para el pueblo de Dios en

el camino del Reino. Preparó a la gente para recibir a Cristo.

En Jesús, la Revelación nos llega en su plenitud. Sus palabras iluminan

la condición humana de una manera que trasciende y perfecciona la

ley escrita en nuestros corazones y el designio de Dios revelado en el

Antiguo Testamento.

En el Sermón de la Montaña, Jesús reveló el significado completo

de la Ley del Antiguo Testamento. “No crean que he venido a abolir la

ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud” (Mt

5:17). Las enseñanzas de Cristo descubren el significado oculto de la Ley