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Capítulo 25. El Primer Mandamiento: Cree en el Dios Verdadero

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aprendido de su madre y de cómo había vivido su propia vida, Catherine

animó a sus seguidores a ser

cruciformes

: a extender una mano a Dios y la

otra al prójimo, a ver a Dios en todas partes y en todas las personas y a dar

su vida al servicio. El alcance del apostolado de Catherine ha llegado a

más de veinte casas en cinco continentes.

La vida de Catherine ilustra el Primer Mandamiento, al haber ella

vivido su vida amando al Señor con todo su corazón, con toda su alma y

con toda su mente sobre todas las cosas, y porque respetó y luchó por la

dignidad de todos los seres humanos.

LA FUNCIÓN DE LOS MANDAMIENTOS

Dios nos ayuda de muchas maneras diferentes a vivir una vida moral. Él

nos da su gracia, la que despierta en nosotros el deseo de decir no a la

tentación y al pecado, y a elegir solo aquello que es bueno. Nos da las

Virtudes Teologales y Cardinales y la gracia para practicar las virtudes

humanas para que podamos fortalecernos en ellas. Dios nos da su ayuda

y gracias mediante la Iglesia y por medio de nuestra participación en

los sacramentos. También nos enseña como deberíamos vivir. Una de

las maneras en las que hace esto es dándonos leyes para guiar nuestras

acciones. Los Diez Mandamientos son leyes que Dios nos ha revelado.

Prestar atención a la orientación que Dios nos da en los Mandamientos

nos ayudará a saber como servir a Dios y como deberíamos vivir con

los demás. También nos ayuda a estar abiertos a la gracia del Espíritu

Santo y a lo que Dios puede llevar a cabo en nosotros y por nosotros

con esa gracia.

EL PRIMER MANDAMIENTO

Los tres primeros Mandamientos tratan de nuestra relación con Dios.

Los siete últimos lo hacen de nuestra relación con los demás. El Primer

Mandamiento nos llama a tener fe en el Dios verdadero, a tener

esperanza en Él y a amarlo plenamente con nuestra mente, corazón y

voluntad. Respondemos a Dios, quien nos ha creado y redimido, y quien