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26

EL SEGUNDO

MANDAMIENTO:

RESPETA EL

NOMBRE DE DIOS

“NO HARÁS MAL USO DEL NOMBRE DEL

SEÑOR, TU DIOS” (EX 20:7)

—CIC, NOS. 2142-2167

JOB: EL HOMBRE POBRE ALABA A DIOS

¿Por qué sufre el inocente? Esta ha sido una pregunta desde tiempo

inmemorial que las Sagradas Escrituras también tratan, quizás de forma

más extensa en el Libro de Job. Escrito probablemente en el siglo VI a.d.C.,

narra la historia de un hombre próspero y prestigioso llamado Job, padre

de una gran familia y un gran devoto de Dios. En una serie de calamidades

provocadas por Satanás, Job lo pierde todo —familia, riqueza, incluso su

propia salud. En medio de todas estas pérdidas, él clama:

Desnudo salí del vientre de mi madre,

y desnudo volveré allá.

El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó;

¡Bendito sea el nombre del Señor! (Jb 1:21)

Nada podía perturbar su fe en Dios. Su mujer, al ver su penoso estado,

le dice: “¡Maldice a Dios y muérete!” (2:9). Él responde: “Si aceptamos de

Dios el bien, ¿no vamos a aceptar también el mal?” (2:10). Tres amigos

van a visitar a Job y discuten con él, diciéndole que debe haber pecado

contra Dios y que por eso está siendo castigado. Pero Job insiste en que