Capítulo 26. El Segundo Mandamiento: Respeta el Nombre de Dios
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Te conocía sólo de oídas,
pero ahora te han visto mis ojos.
Por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento,
echándome polvo y ceniza. (42:2-5)
Dios entonces corrige a los tres amigos porque “no han hablado bien
de mí, como lo ha hecho mi siervo Job” (42:8).A continuación Dios restaura
la salud de Job, le da una familia y lo hace próspero de nuevo.
Incluso en medio de un gran sufrimiento, Job alabó a Dios y, por su
fidelidad, experimentó la maravilla, la majestad y la santidad de Dios.
Durante todas las circunstancias de su vida, Job mantuvo santo el nombre
de Dios.
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EL NOMBRE DE DIOS ES SANTO
El segundo mandamiento prescribe respetar el nombre
del Señor. Pertenece, como el primer mandamiento, a la
virtud de la religión y regula más particularmente el uso
de nuestra palabra en las cosas santas.
—CIC, no. 2142
En el episodio de la zarza ardiente, Moisés le preguntó a Dios su nombre.
Dios le contestó: “Yo-soy […] Esto les dirás a los israelitas: Yo-soy me
envía a ustedes” (Ex 3:14). Los hebreos trataban este nombre de Dios con
tal respeto que ni siquiera lo pronunciaban. Se honraba con el silencio.
Solo el sumo sacerdote, una vez al año, para la fiesta de la expiación,
pronunciaba este nombre cuando se hacia la ofrenda del incienso en
el Santo de los Santos del templo. Como señal de reverencia hacia el
santo nombre revelado, la gente lo sustituía por el nombre
Adonai
, que
significa “Señor”. Los judíos de hoy en día han adoptado esta costumbre
al escribir “
D–s
” en lugar del deletreo común.
El Segundo Mandamiento nos llama a la virtud de reverenciar a Dios,
lo que nos prepara para conocer y preservar la diferencia entre el Creador
y la criatura. Respetar el nombre de Dios evita que lo reduzcamos a un
simple hecho o incluso a un objeto que podemos controlar o manipular.