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27

EL TERCER

MANDAMIENTO:

AMA EL DÍA

DEL SEÑOR

ACUÉRDATE DE SANTIFICAR EL DÍA DEL SEÑOR

—CIC, NOS. 2168-2195

LA MISA ES LA QUE CUENTA

La historia de la Iglesia en Estados Unidos incluye a misioneros y sacerdotes

itinerantes que viajaban a lo largo y ancho de sus territorios para llevar

la Misa y los otros sacramentos a los católicos. El Padre Junípero Serra

estableció misiones en California, desde San Diego hasta Sonoma. El

Padre Jacques Marquette hizo lo mismo en Michigan y Wisconsin. El Padre

Eusebio Kino cabalgó por las sendas de Arizona llevando la Eucaristía a

los pioneros dispersados que se establecían en los nuevos territorios. El

Padre Pierre DeSmet sirvió a los nativos americanos en la parte superior del

Medio Oeste. A continuación se describen brevemente las historias de dos

sacerdotes que dieron testimonio de estos ideales.

El Padre Demetrius Gallitzin era un colorido e insólito sacerdote pio-

nero. Había nacido en 1770 con título de príncipe. Su padre era un príncipe

ruso y su madre una condesa prusiana. El Padre Gallitzin fue criado como

cristiano ortodoxo pero se hizo católico tras la conversión de su madre al

catolicismo. Al terminar su educación, emigró a Estados Unidos.

Conoció, en Baltimore, al Obispo John Carroll, que lo interesó en el

trabajo misionero. El Padre Gallitzin se matriculó en el seminario Saint Mary

y se ordenó sacerdote en 1795. Al poco tiempo obtuvo permiso para ir al

asentamiento del Capitán Michael McGuire, en el oeste de Pennsylvania.