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Tercera Parte. La Moralidad Cristiana: La Fe Vivida
¿POR QUÉ IR A LA IGLESIA LOS DOMINGOS?
Esta profunda relación del domingo con la resurrección
del Señor es puesta de relieve con fuerza por todas
las Iglesias, tanto en Occidente como en Oriente. En
la tradición de las Iglesias orientales, en particular,
cada domingo es la
anastásimos heméra
, el día de la
resurrección, y precisamente por ello es el centro de
todo el culto.
—Papa Juan Pablo II,
Sobre la Santificación del Domingo
(
Dies Domini
; DD), no. 19
Aunque el domingo es el primer día de la semana, también se le llama el
“octavo día” —un día que significa la eternidad. El domingo lleva a la
plenitud y completa al sábado porque anticipa nuestro eterno descanso
en Dios. El sábado recordaba la primera creación. El domingo recuerda
la nueva creación en Cristo y en el Espíritu.
El núcleo del domingo es la celebración de la Sagrada Eucaristía. La
práctica de celebrar la Eucaristía el domingo se remonta a los primeros
tiempos del cristianismo. Por ejemplo, San Justino Mártir (100-165
d.C.) escribió lo siguiente: “Nos reunimos todos el día del sol porque
es el primer día (después del sábado judío, pero también el primer día),
en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese
mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos” (I
Apologiae
67; cf. PG 6, 429 y 432; cf. CIC, no. 2174). Con la celebración
dominical de la Eucaristía, los fieles católicos cumplen tanto el Tercer
Mandamiento de “santificar el día del Señor”, como las palabras de
Jesús a sus discípulos durante la Última Cena: “Hagan esto en memoria
mía” (Lc 22:19).
El Tercer Mandamiento ha sido concretado para los católicos en uno
de los Mandamientos de la Iglesia.
Desde el momento en que participar en la Misa es una
obligación para los fieles, si no hay un impedimento grave, los
Pastores tienen el correspondiente deber de ofrecer a todos la
posibilidad efectiva de cumplir el precepto […] Sin embargo,