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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada

a inspirar un compromiso más profundo a aquello que ha sido revelado

a través de la Revelación pública.

EL EVANGELIO Y LA CULTURA

La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna

el drama de nuestro tiempo.

Papa Pablo VI,

Acerca de la Evangelización en

el Mundo Contemporáneo

(

Evangelii Nuntiandi

), no. 20

La religión no existe en una burbuja, aislada. Opera en una cultura

determinada en un momento determinado del tiempo. El entendimiento

de un Dios vivo que ha revelado un designio amoroso para salvarnos

tiene lugar en tiempo real. Hay muchas cosas en nuestra cultura que son

buenas y favorables a la fe y la moralidad. La libertad para practicar

nuestra fe es un principio atesorado por nuestra sociedad.

Pero hay desarrollos preocupantes. La mayoría de la historia

se enseña hoy en día desde un punto de vista secular. Tal actitud tan

prevalente a menudo dificulta a los creyentes darse cuenta que existe

un punto de origen en la Revelación de Dios a la hora de comprender

la historia humana. La cultura en la que vivimos es, de muchas formas,

individualista, secular y materialista. Esto crea un reto para los cristianos

y otros creyentes a quienes se les pide que respondan con fe a Dios, quien

se ha revelado a sí mismo. A menudo requiere gran paciencia y mucha

virtud vivir una vida llena de fe, transmitir los valores del Evangelio a

los hijos y otras personas, y relacionarnos con gente —a menudo los

jóvenes— cuyas vidas se ven afectadas por las corrientes culturales que

van en contra del cristianismo.

Las actitudes y comportamientos en Estados Unidos han fomen-

tado, de diferentes formas, una “cultura de incredulidad”. La Primera

Enmienda, la cual prohíbe establecer una religión estatal, ha sido inter-

pretada de tal forma que ha marginado de forma excesiva a la religión.

La sociedad ha llegado hasta un punto en el cual las gentes de fe son

presionadas a actuar en público como si la religión no importase. Esto