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Tercera Parte. La Moralidad Cristiana: La Fe Vivida

usadas para tratar la leucemia. Este es un campo muy prometedor para

la investigación y no tiene las implicaciones morales de la investigación

con células madre embrionarias.

La Eutanasia y el Suicidio Médico Asistido

La eutanasia intencionada, a veces llamada “muerte por misericordia”,

es homicidio. Sean cuales sean los motivos o los medios usados, la

eutanasia consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas,

enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. La aparición del

suicidio médico asistido, popularizado por el movimiento del derecho a

morir, busca legalizar lo que es un acto inmoral. Sus defensores buscan

conseguirlo estado por estado.

El suicidio es gravemente pecaminoso, sea cometido individualmente

o con la ayuda de un médico. Trastornos psíquicos graves, la

angustia, el temor al sufrimiento o a la tortura, pueden disminuir la

responsabilidad del suicida. A menudo se pregunta si las personas que

se han suicidado reciben o no la salvación eterna. Aunque el suicidio

es siempre objetivamente pecaminoso, uno “no se debe desesperar de

la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios

puede haberles facilitado por caminos que El solo conoce la ocasión de

un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han

atentado contra su vida” (CIC, no. 2283). El cuidado pastoral de la

familia y amigos de aquellos que se han quitado sus propias vidas es un

foco importante del ministerio de curación y compasión de la Iglesia.

La tradición moral católica siempre ha enseñado que podemos

suspender los tratamientos médicos que son gravosos, extraordinarios

y desproporcionados al resultado. Sin embargo, el respeto hacia todo

ser humano requiere el tratamiento ordinario de los moribundos,

proveyéndolos con alimentos, agua, calor e higiene. Los tratamientos

ordinarios son siempre un requerimiento moral.

También existen los tratamientos extraordinarios. La Iglesia

reconoce que algunos tratamientos médicos pueden no dar beneficios

conmensurables con los riesgos de ciertos procedimientos médicos.

Los tratamientos médicos extraordinarios pueden no ser requeridos

moralmente e incluso pueden ser suspendidos en ciertos casos,