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Tercera Parte. La Moralidad Cristiana: La Fe Vivida
PRACTICA LA ENSEÑANZA SOCIAL
DE LA IGLESIA
El hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida
económica y social. El punto decisivo de la cuestión
social estriba en que los bienes creados por Dios para
todos lleguen de hecho a todos, según la justicia y con la
ayuda de la caridad.
—CIC, no. 2459
Durante más de un siglo, la Iglesia, especialmente mediante la
enseñanza de los papas, ha prestado especial atención al desarrollo de
su doctrina social. La doctrina social de la Iglesia está relacionada con
el entendimiento de lo que significa ser un ser humano, con el origen de
la dignidad humana, con el problema de la Caída y con la promesa de
la Redención. Estamos seriamente debilitados por el Pecado Original y
por el pecado actual pero estamos redimidos por los acontecimientos
salvíficos de la muerte y Resurrección de Cristo, con su don de la vida
divina, una fuente de fortaleza moral (cf. CIC, nos. 355-431).
La doctrina social de la Iglesia también está relacionada con el
entendimiento de la participación en la vida social, con la función de
Un deber básico que toda persona humana debe a Dios es rendirle
culto habitual. Por esto, y por el anhelo básico que cada persona
tiene de Dios, un derecho humano fundamental es el derecho
a rendir culto libremente. A nadie se le debería prohibir el libre
ejercicio de su fe, ni en público ni en privado, y nadie debería ser
forzado a rendir culto de una manera que viole sus creencias y
convicciones. Ya que la libertad de religión y de culto es un derecho
tan importante y fundamental, los gobiernos necesitan promulgar
y hacer cumplir leyes que respeten y protejan este derecho (cf. CIC,
nos. 2105-2109).
EL DERECHO A LA LIBERTAD RELIGIOSA