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Capítulo 32. El Octavo Mandamiento: Di la Verdad

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Decir la verdad es lo opuesto a mentir. La distinción entre mentir y

decir la verdad presupone que existe una verdad que contar. Aunque el

verdadero problema es que algunas personas mienten, también existe la

cuestión del escepticismo sobre la posibilidad de saber la verdad.

La mejor forma de mantenerse apartado de la opresión de esos

prejuicios es mediante el estudio, el amor y las obras arraigadas en la fe.

La Iglesia nunca cesa de animar a los demás a “conocer la verdad. Amar

la verdad. Vivir la verdad”. Y la verdad es Jesucristo.

PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

1. ¿Por qué creemos lo que dice la gente? ¿Qué sucede cuando

descubrimos que alguien ha mentido? ¿Cuál es la relación entre la

confianza y la verdad?

2. Cuando te encuentras con gente que causa que seas escéptico sobre

la verdad de la doctrina y de las enseñanzas morales de la Iglesia,

¿cómo deberías reaccionar?

3. ¿Qué pasos se pueden dar para restaurar la convicción sobre la

verdad subjetiva y criterios morales concretos en la sociedad?

¿Cuáles son algunas historias que te han inspirado y que trataban de

la verdad en palabra y acción, y que podrías compartir?

ENSEÑANZAS

• “No darás falso testimonio contra tu prójimo” (Ex 20:16). Las

Sagradas Escrituras enseñan que Dios es la fuente de la verdad. Jesús

no solo enseñó la verdad; él también dijo: “Yo soy la verdad” (cf.

Jn 14:6). En la Última Cena, Jesús se identificó a sí mismo con la

verdad. Jesús personaliza la verdad y no dice otra cosa más que

la verdad.

• La ley natural requiere que todas las personas hablen y vivan según

la verdad en palabras y obras.