

Capítulo 33. El Noveno Mandamiento: Practica la Pureza de Corazón
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LA MORALIDAD DEL CORAZÓN
El corazón es la sede de la personalidadmoral: “de dentro
del corazón salen las intenciones malas, asesinatos,
adulterios, fornicaciones” (Mt 15:19). La lucha contra
la concupiscencia de la carne pasa por la purificación
del corazón.
—CIC, no. 2517
Experimentamos tensiones entre los deseos espirituales y físicos. Esta
lucha pertenece a la herencia del pecado. Esto no quiere decir que
tengamos que rechazar el cuerpo y las emociones que, junto con el alma,
constituyen nuestra naturaleza. Sí hace que nos demos cuenta de que
afrontaremos una lucha espiritual diaria para adquirir las virtudes que
nos ayudan a obedecer la acción salvadora del Espíritu Santo y a vencer
los vicios que hacen que la resistamos.
La gracia del Bautismo nos purifica de los pecados, pero permanece
una cierta tendencia al pecado. Debemos luchar contra los deseos
desordenados practicando la pureza de mente, corazón y cuerpo con
una vigilancia diaria. Para hacer esto, necesitamos examinar nuestros
motivos así como nuestras acciones, para que así siempre busquemos la
voluntad de Dios. Esto hará que disciplinemos nuestros sentimientos e
imaginación. Finalmente, ya que la pureza es un don de Dios, necesitamos
rezar por ella, como lo hizo San Agustín:
Pensé que la continencia surgía de nuestros propios poderes, los
cuales no reconocí en mí mismo. Era lo suficientemente necio
como para no saber […] que nadie puede ser continente salvo
que tú se lo concedas. Pues tú ciertamente me la habrías dado si
mis gemidos interiores hubiesen alcanzado tus oídos y yo con fe
firme te hubiese arrojado mis cuidados. (
Las Confesiones
, lib. 6,
cap. 11, 20) (v.d.t.)
LA MODESTIA
La modestia, o pudor, es una virtud necesaria para la pureza. Brota de
las virtudes de templanza, castidad y control de sí mismo. Una persona