Capítulo 34. El Décimo Mandamiento: Abraza la Pobreza de Espíritu
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• “Los fieles cristianos ‘han crucificado la carne con sus pasiones y sus
concupiscencias’ (Ga 5:24); son guiados por el Espíritu y siguen sus
deseos” (CIC, no. 2555).
• “El décimomandamiento prohíbe la
avaricia
[…] exige que se destierre
del corazón humano la
envidia
” (CIC, nos. 2536 y 2538).
• La práctica cristiana de dar y compartir es una poderosa alternativa
a la avaricia y es una contribución positiva a una sociedad pacífica
y justa.
• “El desprendimiento de las riquezas es necesario para entrar en el
Reino de los cielos. ‘Bienaventurados los pobres de corazón’” (CIC,
no. 2556).
• “La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un
rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante
la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo; el
bautizado ha de esforzarse por vivir en la humildad: ‘¿Querríais ver
a Dios glorificado por vosotros? Pues bien, alegraos del progreso de
vuestro hermano y con ello Dios será glorificado por vosotros. Dios
será alabado —se dirá— porque su siervo ha sabido vencer la envidia
poniendo su alegría en los méritos de otros’” (CIC, no. 2540, citando
San Juan Cristóstomo,
Homiliae in ad Romanos
, no. 7, 3).
MEDITACIÓN
La Iglesia […] atestigua que esa dignidad no puede ser destruida
cualquiera que sea la situación de miseria, de desprecio, de
rechazo, o de impotencia a la que un ser humano se vea reducido.
[La Iglesia] se muestra solidaria con quienes no cuentan en una
sociedad que les rechaza espiritualmente y, a veces, físicamente.
De manera particular, la Iglesia se vuelve con afecto maternal
hacia los niños que, a causa de la maldad humana, no verán
jamás la luz, así como hacia las personas ancianas solas y
abandonadas. La opción preferencial por los pobres […]
manifiesta la universalidad del ser y de la misión de la Iglesia.
—Congregación para la Doctrina de la Fe,
Instrucción sobre Libertad
Cristiana y Liberación
(
Libertatis Conscientia
) (1986), no. 68