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Capítulo 35. Dios Nos Llama a Orar

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• Los lugares para rezar incluyen a la iglesia parroquial, los centros de

retiros, los santuarios, el hogar y cualquier entorno que proporcione

la oportunidad de rezar.

• “La Iglesia invita a los fieles a una oración regulada: oraciones

diarias, Liturgia de las Horas, Eucaristía dominical, fiestas del año

litúrgico” (CIC, no. 2720).

• Hay tres clases de oración: vocal, meditativa y contemplativa.

• La oración requiere humildad, confianza y perseverancia para poder

batallar las tentaciones que arrojan dudas sobre la utilidad o incluso

la posibilidad de la oración (cf. CIC, nos. 2726-2753).

• “Oren sin cesar” (1 Ts 5:17).

MEDITACIÓN

“Guardaré el Silencio de Mi Corazón”

No creo que haya nadie que necesite la ayuda y gracia de Dios

tanto como yo. A veces me siento tan indefensa y débil. Creo

que eso es por lo que Dios me usa. Como yo no puedo depender

de mi propia fuerza, yo cuento con Él las veinticuatro horas al

día. Todos nos debemos aferrar a Dios mediante la oración. Mi

secreto es simple: rezo. Mediante la oración me convierto en una

enamorada de Dios. Me doy cuenta que rezarle es amarle.

No podemos encontrar a Dios en el ruido y la agitación. La

naturaleza: los árboles, las flores y la hierba crecen en silencio.

Las estrellas, la luna y el sol se mueven en silencio. Lo esencial no

es lo que decimos, sino lo que Dios dice a los demás por nosotros.

En silencio Él nos escucha; en silencio Él habla a nuestras almas.

En silencio se nos da el privilegio de escuchar su voz.

Silencio de nuestros ojos.

Silencio de nuestros oídos.

Silencio de nuestras mentes.

[…] En el silencio del corazón Dios hablará.

—Madre Teresa de Calcuta, citada en

The Power of Prayer

(New York: MJF Books, 1998), 3, 7-8 (v.d.t.)