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Capítulo 36. Jesús Nos Enseñó a Rezar

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Hágase Tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo

“En la tercera petición, rogamos al Padre que una nuestra voluntad a

la de su Hijo para realizar su Plan de salvación en la vida del mundo”

(CIC, no. 2860). Necesitamos de la ayuda y protección de Dios para que

esto sea posible.

Jesús nos dio un ejemplo de esto cuando él estaba en Getsemaní, la

noche antes de su Pasión y muerte. Primero él pidió que Dios le alejara

el cáliz de la amargura pero también rezó que “no se haga mi voluntad,

sino la tuya” (Lc 22:42).

¿Cuál es la voluntad de Dios? Al crearnos, Dios diseñó un plan sobre

cómo vivir de una forma plenamente humana y espiritual. Jesús vino

para enseñarnos lo que significa eso exactamente. El Señor Jesús nos pide

que seamos sus discípulos y que formemos nuestras vidas por la fe. El

Concilio Vaticano II nos recuerda que “el discípulo tiene la obligación

grave para con Cristo Maestro de conocer cada día mejor la verdad que

de El ha recibido, de anunciarla fielmente y de defenderla con valentía”

(

Declaración sobre la Libertad Religiosa

[

Dignitatis Humanae

], no. 14).

Danos Hoy Nuestro Pan de Cada Día

“‘Nuestro pan’ designa el alimento terrenal necesario para la subsistencia

de todos y significa también el Pan de Vida: Palabra de Dios y Cuerpo de

Cristo” (CIC, no. 2861). Nuestra vida se nutre en la Eucaristía cada vez

que recibimos la Sagrada Comunión.

Justo antes de dejar este mundo, el Señor Jesús prometió estar con

nosotros todos los días. De una manera extraordinaria Jesús está presente

para con nosotros en el Santísimo Sacramento, porque él mismo es el

Pan de Vida que se nos ofrece. La contemplación de la Iglesia siempre se

centra en el Señor en este Sacramento, el cual contiene todo el tesoro de

la Iglesia, Jesucristo.

Al mismo tiempo, pedimos por los bienes materiales. Mientras que

buscamos lo que necesitamos para nuestro mantenimiento y desarrollo,

nunca debemos olvidar a los pobres del mundo, quienes muy a menudo

carecen del pan de cada día. Estamos llamados a ser solidarios con ellos

y a trabajar para su bienestar físico y espiritual. Rezamos por nuestro