Capítulo 36. Jesús Nos Enseñó a Rezar
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De la misma manera, la doctrina y la oración van juntas. El corazón
es el santuario de la Palabra y del Amor. El corazón une estos dones en
una unidad gratificante.
Este enfoque de nuestros esfuerzos no debe distraernos del haber
comprendido humildemente que la oración del corazón es provocada
por el Espíritu Santo. Es él quien preside sobre nuestro estudio de la
doctrina y sobre nuestra vida de oración. Siempre nos encontrará yendo
y viniendo entre la dependencia de Dios y la dependencia de nosotros
mismo. Pero al final, nos encontraremos a nosotros mismos haciendo
eco de los santos que a menudo decían: “Todo es gracia”.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
1. ¿Cuál es el vínculo entre la creencia y la oración? ¿Cómo enriquecen
las enseñanzas de Cristo y de la Iglesia tu oración?
2. ¿Cómo desarrollamos nuestra dependencia y confianza en Dios en
un mundo que promueve la dependencia en uno mismo?
3. ¿Qué importancia tiene el corazón en la oración? ¿Cómo puede
uno equilibrar las actitudes intelectual e intuitiva hacia Dios en la
oración? ¿Cómo puedes ayudar a los demás a que se abran a la
oración del corazón?
ENSEÑANZAS
• “La oración dominical es la más perfecta de las oraciones […] En
ella, no sólo pedimos todo lo que podemos desear con rectitud,
sino además según el orden en que conviene desearlo. De modo que
esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que también forma
toda nuestra afectividad” (CIC, no. 2763, citando Santo Tomás de
Aquino,
Summa Theologiae
, II-II, 83, 9).
• La Iglesia incluye al Padrenuestro en todas sus liturgias. El rezo
comunitario del Padrenuestro en la Misa recoge las intercesiones
que acompañan a la consagración del pan y el vino en el Cuerpo y
Sangre de Cristo y prepara a los fieles para la Sagrada Comunión.