Capítulo 4. Hacer Brotar la Obediencia de la Fe
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1. ¿Por qué decimos que la fe es tanto personal como
comunitaria?
La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a
la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto
aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir
solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha
dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de
otro, debe transmitirla a otro. (CIC, no. 166)
2. ¿Qué deberíamos recordar de las
fórmulas
de fe, como por
ejemplo aquellas que se encuentran en los Credos?
No creemos en las fórmulas, sino en las realidades que
estas expresan y que la fe nos permite “tocar” […] Sin
embargo, nos acercamos a estas realidades con la ayuda
de las formulaciones de la fe. Estas permiten expresar y
transmitir la fe, celebrarla en comunidad, asimilarla y vivir
de ella cada vez más. (CIC, no. 170)
3. ¿Qué papel juega la Iglesia en la transmisión de la fe?
La Iglesia, que es “columna y fundamento de la verdad”,
guarda fielmente “la fe transmitida a los santos de una
vez para siempre”. Ella es la que guarda la memoria de
las Palabras de Cristo, la que transmite de generación en
generación la confesión de fe de los Apóstoles. (CIC, no.
171, citando 1 Tm 3:15; Judas 3)
DEL CATECISMO
objetivo de simplemente preservar la independencia y la dignidad de la
Iglesia y el Estado, ha evolucionado en un “muro” de separación que
parece decir que la fe no debería impactar al Estado o a la sociedad.
La Iglesia, sin embargo, continúa aplicando los principios que bro-
tan de su fe a la política social, especialmente su enseñanza sobre la