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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
dignidad de la persona humana y la cultura de la vida. La abogacía de
la Iglesia a favor de los pobres, los ancianos, los niños y los inmigrantes
son algunos ejemplos más del compromiso de la Iglesia para avanzar la
justicia social en Estados Unidos. La incansable posición de la Iglesia
a favor de la vida es un ejemplo sobresaliente de la llamada a nuestra
sociedad y gobierno a proteger la vida desde el momento de la concep-
ción hasta la muerte natural.
El Deísmo, o por lo menos una de sus formas, ha sido reemplazado
por un secularismo ideológico, una creencia que postula que somos
autosuficientes, que nos podemos explicar a nosotros mismos y que no
necesitamos una fe religiosa. La respuesta de la Iglesia a este secularismo
ideológico encuentra ayuda al unirse a gente que reflexiona y que hace
preguntas básicas: ¿Quiénes somos? ¿Cuál es el significado del sufrimiento,
el mal y la muerte? ¿Por qué no ha eliminado esto el progreso moderno?
¿Cuál es el valor de los logros de nuestro país teniendo en cuenta lo que
estos cuestan a la dignidad humana y a la vida?
Estas preguntan nos dirigen hacia los orígenes trascendentales de la
humanidad. La discusión resultante nos puede despertar las semillas de
eternidad plantadas por Dios en cada una de las almas.
Finalmente, necesitamos afirmar de nuevo nuestra fe en que Jesucristo
nos puede enseñar a todos el camino —a los creyentes hacia una fe más
fuerte y a los demás llevarlos a la fe. Cuando estemos recién conscientes
del poder del Espíritu Santo de transformarnos a nosotros y a los demás,
entonces tendremos tanto la energía como la imaginación para encontrar
sendas que lleven a la fe a los que lo necesitan. Siempre necesitamos
redescubrir la verdad que dice que la clave de nuestra historia se encuentra
en Jesús, el Señor de la historia. Bajo todos los cambios rápidos en nuestra
cultura, existe aún mucha gente que tiene y vive valores perdurables con
raíces en Cristo, quien “es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hb 13:8).
Necesitamos depender de nuestra fe en Cristo cuando reflexionamos sobre
el misterio y la dignidad del hombre y la mujer, a la vez que enfrentamos
los retos a la fe y su relación con la cultura.