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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada

sobre todo a la Eucaristía, mediante la cual los creyentes forman un

solo Cuerpo en Cristo.

• “A los moribundos se han de prestar todas las atenciones necesarias

para ayudarles a vivir sus últimos momentos en la dignidad y la

paz. Deben ser ayudados por la oración de sus parientes, los cuales

cuidarán que los enfermos reciban a tiempo los sacramentos que

preparan para el encuentro con el Dios vivo” (CIC, no. 2299).

• “Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad

en la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es

una obra de misericordia corporal (cf. Tb 1:16-18), que honra a los

hijos de Dios, templos del Espíritu Santo” (CIC, no. 2300).

• Inmediatamente después de la muerte, cada persona se presenta ante

Dios y es juzgada individualmente (el juicio particular) y accede al

cielo, el Purgatorio o el infierno. Sin embargo, al fin de los tiempos,

un juicio final tendrá lugar cuando todos serán congregados ante

Dios y su relación con Dios es hecha pública (el juicio general).

• El tradicional término de las cuatro “últimas cosas”, se refiere a la

muerte, el juicio, el cielo y la gloria.

• El alma es inmortal; no perece cuando se separa del cuerpo en el

momento de la muerte. En la resurrección final, el alma se reunirá

con el cuerpo.

• A aquellos que mueren en un estado de gracia y amistad con Dios,

pero que no están plenamente purificados, se les asegura la salvación

eterna. Deben sufrir una purificación para obtener la santidad

necesaria para entrar en el cielo. Este proceso se llama

Purgatorio

.

Rezamos por aquellos que se encuentran en el Purgatorio, para que

pronto puedan estar con Dios en el cielo.

• Siguiendo el ejemplo de Cristo, la Iglesia advierte a los creyentes de

la triste realidad de la muerte eterna, llamada infierno, la cual sucede

a causa del libre y permanente rechazo de Dios y de su amor por

parte de la persona.

• “El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso […] El Juicio

final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias

cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la

muerte” (CIC, no. 1040).