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VI. LA IGLESIA COMO UN
“HOSPITAL DE CAMPAÑA”:
MISERICORDIA, CURACIÓN
Y ESPERANZA A TRAVÉS DE
CRISTO
“Lávame tú, Señor, y purifícame, /
y quedaré más blanco que la nieve”. (Sal 50:9)
E
l papa Francisco recordó a la Iglesia su llamado a convertirse en
un “hospital de campaña” para los heridos del mundo.
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Todos
nosotros estamos heridos, empezando por el pecado original y
sus consecuencias, así como nuestros propios pecados. A raíz de
la llamada revolución sexual, muchos han sido heridos por sus propios
pecados, los pecados de otros, la confusión y las relaciones y familias
rotas. En particular, los efectos de la pornografía sobre el alma pueden ser
profundos, y el uso de pornografía en sí puede ser un signo de otras heridas
emocionales. Ninguna herida, sin embargo, es tan profunda como para
estar fuera del alcance de la gracia redentora de Cristo.
La Iglesia como un hospital de campaña está llamada a anunciar la
verdad de la persona humana en el amor, proteger a las personas —espe-
cialmente los niños— de la pornografía y brindar la misericordia y cura-
ción del Señor a los heridos por la pornografía. Muchos medios de apoyo
están disponibles para aquellos que han sido dañados por la pornografía y
que desean ser libres de ella y sus efectos.
¡Cristo es nuestra esperanza! A través de la efusión del Espíritu Santo
y la misión de su Iglesia, Jesús sigue dándose a nosotros, para que podamos
seguir y permanecer en él. Lo encontramos en múltiples formas: a través
de la Sagrada Escritura, los sacramentos y toda la enseñanza y vida de la
Iglesia. Jesús es el camino de la libertad. La Iglesia dice: “¡No temas!” ¡Ven
al Señor Jesús, cuya misericordia es para siempre! El Señor no se cansa
nunca de perdonar.
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Teniendo presente la misericordia de Dios, queremos ahora pasar
aquí a aplicar esta medida de esperanza a las circunstancias concretas que