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auténtico, y es nuestra ferviente esperanza y oración que este documento
brinde ayuda a todos aquellos que buscan seguir este llamado.
Finalmente, si bien este documento es sobre el orden civil, no podemos
dejar de llamar a los fieles a la oración. Las luchas que enfrentamos como
nación y como comunidad mundial no pueden abordarse exclusivamente
eligiendo al “mejor candidato” para un cargo político. No; además de formar
nuestras conciencias, debemos ayunar y orar, pidiendo a nuestro amoroso
y misericordioso Dios que nos dé la capacidad de anunciar eficazmente el
Evangelio de Jesucristo a través de nuestro testimonio cotidiano de nuestra
fe y sus enseñanzas. Tomemos todos muy en serio la urgencia de nuestra
vocación de vivir al servicio de los demás a través de la gracia de Cristo y pedir
humildemente en oración la efusión de la gracia del Espíritu Santo sobre los
Estados Unidos de América.
H H H