Table of Contents Table of Contents
Previous Page  13 / 67 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 13 / 67 Next Page
Page Background

2

pública de una manera consistente con la misión de nuestro Señor, una misión

que él nos ha llamado a compartir. Como enseña el papa Francisco,

Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista—

siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de

transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso

por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos

ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos

sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus

valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos

somos hermanos. Si bien “el orden justo de la sociedad y del

Estado es una tarea principal de la política”, la Iglesia “no

puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”.

(

Evangelii Gaudium

, no. 183)

En esta lucha por la justicia, Dios nos da un don especial, la esperanza, que

el papa Benedicto describe en

Caritas in Veritate

diciendo que “irrumpe en

nuestra vida como algo que no es debido, que trasciende toda ley de justicia”

(no. 34). Así que asumimos la tarea de servir al bien común con alegría y

esperanza, confiados en que Dios, que “tanto amó al mundo, que le entregó

a su Hijo único”, camina con nosotros y nos fortalece en el camino (Jn

3:16). Dios es amor, y él desea que ayudemos a construir una “civilización del

amor”, una civilización en que todos los seres humanos tengan la libertad y

la oportunidad de experimentar el amor de Dios y vivir ese amor haciendo

un don gratuito de sí mismos unos a otros. El papa Francisco nos anima en

Evangelii Gaudium

a meditar sobre la

inseparable conexión entre la recepción del anuncio salvífico

y un efectivo amor fraterno . . . La Palabra de Dios enseña

que en el hermano está la permanente prolongación de la

Encarnación para cada uno de nosotros: “Lo que hicisteis

a uno de estos hermanos míos más pequeños, lo hicisteis a

mí” (Mt 25:40). Lo que hagamos con los demás tiene una

dimensión trascendente: “Con la medida con que midáis, se

os medirá” (Mt 7:2); y responde a la misericordia divina con

nosotros: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.

No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis

condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará

H H H