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12. La comunidad católica brinda contribuciones importantes al diálogo
político sobre el futuro de nuestra nación. Ofrecemos un marco moral
coherente — surgido de la razón humana básica iluminada por la Sagrada
Escritura y la doctrina de la Iglesia— para analizar las cuestiones, las
plataformas políticas y las campañas. También aportamos una amplia
experiencia en el área de servicio a los necesitados, educando a la juventud,
cuidando de los enfermos, dando techo a los desamparados, ayudando a
las mujeres con embarazos difíciles, alimentando al hambriento, dando la
bienvenida a los inmigrantes y refugiados, ofreciendo nuestra solidaridad a
nivel global y promoviendo la paz. Celebramos, con todos nuestros prójimos,
el compromiso históricamente robusto con la libertad religiosa en este país que
ha brindado a la Iglesia la libertad para servir al bien común.
¿Quién en la Iglesia debería participar en la vida política?
A la conciencia bien formada del seglar toca lograr que la ley divina quede grabada en
la ciudad terrena. De los sacerdotes, los laicos pueden esperar orientación e impulso
spiritual. . . . Los laicos, que desempeñan parte activa en toda la vida de la Iglesia,
no solamente están obligados a cristianizar el mundo, sino que además su vocación se
extiende a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.
Los Obispos, que han recibido la misión de gobernar a la Iglesia de Dios,
prediquen, juntamente con sus sacerdotes, el mensaje de Cristo, de tal manera que
toda la actividad temporal de los fieles quede como inundada por la luz del Evangelio.
Recuerden todos los pastores, además, que son ellos los que con su trato y su trabajo
pastoral diario exponen al mundo el rostro de la Iglesia, que es el que sirve a los
hombres para juzgar la verdadera eficacia del mensaje cristiano.
(Concilio Vaticano II,
Gaudium et Spes
, no. 43)
13. En la Tradición católica, el ser ciudadano fiel es una virtud y la
participación en la vida política es una obligación moral. “En cada nación, los
habitantes desarrollan la dimensión social de sus vidas configurándose como
ciudadanos responsables” (
Evangelii Gaudium
, no. 220). La obligación de
participar en la vida política tiene sus raíces en nuestro compromiso bautismal