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humanos básicos. Tales alegatos suelen provenir de una forma de relativismo moral
que está unida, no sin inconsistencia, a una creencia en los derechos absolutos de
los individuos. En este punto de vista se percibe a la Iglesia como si promoviera un
prejuicio particular y como si interfiriera con la libertad individual” (Conferencia de
Obispos Católicos de los Estados Unidos,
Ministerio a las personas con inclinación
homosexual
(2006), 17). Vivimos en una sociedad de la información que nos satura
indiscriminadamente de datos, todos en el mismo nivel, y termina llevándonos a una
tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. Por consiguiente,
se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un
camino de maduración en valores.
(Papa Francisco,
Evangelii Gaudium
, no. 64)
Una conciencia bien formada
17. La Iglesia provee a sus miembros con lo necesario para tratar cuestiones
políticas y sociales al ayudarlos a desarrollar una conciencia bien formada.
Los católicos tienen una obligación seria y para toda la vida de formar su
conciencia en acuerdo con la razón humana y la doctrina de la Iglesia. La
conciencia no es algo que nos permite justificar cualquier cosa que queramos
hacer, ni tampoco es simplemente un “sentimiento” acerca de lo que
deberíamos o no hacer. Más bien, la conciencia es la voz de Dios que resuena
en el corazón humano, revelándonos la verdad y llamándonos a hacer el
bien a la vez que a rechazar el mal. La conciencia siempre requiere intentar
seriamente hacer juicios morales sólidos basados en las verdades de nuestra fe.
Como dice el
Catecismo de la Iglesia Católica
: “La conciencia moral es un juicio
de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un
acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice
y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y
recto” (no. 1778).
18. La formación de la conciencia incluye varios elementos. Primero, existe
el deseo de abrazar el bien y la verdad. Para los católicos esto comienza con el
deseo y una actitud abierta de buscar la verdad y lo que es correcto, estudiando
la Sagrada Escritura y la doctrina de la Iglesia, contenida en el
Catecismo de la
Iglesia Católica
. También es importante examinar los hechos y antecedentes
de las distintas opciones. Finalmente, una reflexión iluminada por la oración
es esencial para discernir la voluntad de Dios. Los católicos también deben
entender que si fallan en la formación de su conciencia a la luz de las verdades
de la fe y de las enseñanzas morales de la Iglesia, pueden cometer juicios