Table of Contents Table of Contents
Previous Page  27 / 67 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 27 / 67 Next Page
Page Background

16

Tomar decisiones morales

31. Las decisiones sobre la vida política son complejas y requieren del ejercicio

de una conciencia bien formada apoyada por la prudencia. Este ejercicio

de la conciencia comienza con una oposición inmediata a las leyes y a las

otras políticas que violan la vida humana o debilitan su protección. Quienes

consciente, deliberada y directamente apoyan políticas públicas o legislaciones

que socavan los principios morales fundamentales están cooperando con el mal.

32. A veces ya existen leyes moralmente defectuosas. En estas situaciones, el

proceso de crear un marco legislativo para proteger la vida está sujeto a un

juicio prudencial y al “arte de lo posible”. A veces este proceso puede restaurar

la justicia sólo parcial o gradualmente. San Juan Pablo II, por ejemplo, enseñó

que cuando un legislador que se opone plenamente al aborto no consigue

exitosamente cambiar una ley que está a favor del aborto, entonces él o

ella pueden dedicarse a mejorar la protección de la vida humana no nacida

trabajando para “limitar los daños de esa ley” y atenuar su impacto negativo

tanto como sea posible (

Evangelium Vitae

, no. 73). Tales mejoras paulatinas

de la ley son tan aceptables como los pasos que llevan a una restauración

plena de la justicia. Sin embargo, los católicos nunca deben abandonar el

requerimiento moral de buscar la protección plena de toda vida humana,

desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

33. El juicio prudencial también es necesario cuando se aplican los principios

morales a opciones políticas específicas en áreas tales como el conflicto

armado, la vivienda, el cuidado médico, la inmigración y otras. Esto no quiere

decir que todas las opciones sean válidas por igual o que la orientación que

ofrecemos nosotros u otros líderes de la Iglesia sea simplemente otra opción

política o que sea una preferencia política entre otras muchas. Más bien,

exhortamos a los católicos a que escuchen cuidadosamente a los maestros de

la Iglesia cuando aplican la doctrina social católica a propuestas y situaciones

específicas. Los juicios y recomendaciones que hacemos como obispos

respecto a cuestiones específicas no tienen la misma autoridad moral que

las declaraciones doctrinales morales universales. Aun así, la orientación de

la Iglesia en estos asuntos es un recurso esencial para los católicos a la hora

de determinar si su propio juicio moral es consistente con el Evangelio y la

doctrina católica.