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los más vulnerables en el asalto al medio ambiente. Tenemos que responder
a la pregunta que planteó al mundo el papa Francisco: ¿Qué tipo de mundo
queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”
(
Laudato Si’
, no. 160). Hay muchas medidas concretas que podemos tomar
para asegurar la justicia y la solidaridad entre las generaciones. Se requieren
iniciativas efectivas para conservar energía y desarrollar recursos energéticos
alternativos, renovables y limpios. Nuestra Conferencia ofrece un llamado
específico a tratar seriamente la cuestión del
cambio climático global
,
enfocándose en la virtud de la prudencia, la búsqueda del bien común y el
impacto en los pobres, particularmente en los trabajadores vulnerables y las
naciones más pobres. Los Estados Unidos deberían ser líderes, contribuyendo
al desarrollo sostenible de las naciones más pobres y promoviendo una
mayor justicia compartiendo el peso del deterioro, abandono y recuperación
ambiental. Es importante que abordemos la cuestión del creciente número
de migrantes que se desarraigan de su tierra natal como consecuencia de
la degradación ambiental y el cambio climático. Actualmente ellos no son
reconocidos como refugiados en ningún convenio internacional existente y
por lo tanto no tienen las protecciones legales de que deberían gozar.
Los esfuerzos de nuestra nación para reducir la pobreza no deben estar
asociados a programas de control de la población humillantes y a veces
coercitivos. Tal enfoque es condenado por el papa Francisco:
En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar
en un mundo diferente, algunos atinan sólo a proponer
una reducción de la natalidad. No faltan presiones
internacionales a los países en desarrollo, condicionando
ayudas económicas a ciertas políticas de “salud reproductiva”.
Pero, “si bien es cierto que la desigual distribución de la
población y de los recursos disponibles crean obstáculos al
desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse
que el crecimiento demográfico es plenamente compatible
con un desarrollo integral y solidario” (
Compendio de la
doctrina social de la Iglesia
, no. 483). Culpar al aumento
de la población y no al consumismo extremo y selectivo
de algunos es un modo de no enfrentar los problemas.