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de controlar sus fronteras y mantener la ley deberían ser reconocidos, pero
aplicados de manera justa y humana. La detención de inmigrantes debería
ser utilizada para proteger la seguridad pública y no con fines de disuasión o
castigo; debería ponerse énfasis en las alternativas a la detención, incluidos
programas de base comunitaria.
Como ha dicho el papa Francisco, la trata de personas es un “crimen
contra la humanidad” (Discurso, 12 de diciembre de 2013, y 10 de abril
de 2014) y debe ser erradicada de la tierra. Las víctimas de la trata, muy
especialmente los niños, deben recibir cuidado y protección, incluyendo
consideración especial para recibir un estatus legal y permanente. Se necesitan
más esfuerzos de educación y movilización para hacer frente a las causas
profundas de la trata de personas: la pobreza, el conflicto y la descomposición
de los procesos judiciales en los países de origen.
La educación católica
82. Los padres —los primeros y más importantes educadores— tienen
el
derecho fundamental a elegir la educación
que mejor responda a
las necesidades de sus hijos, incluidas las escuelas públicas, privadas y
religiosas. El gobierno, por medios tales como los créditos fiscales y becas
de fondos públicos, debería ayudar a proveer recursos para que los padres de
familia, especialmente aquellos con medios modestos, ejerzan este derecho
fundamental sin ser discriminados. Los estudiantes en todos los contextos
educacionales deberían disponer de oportunidades de formación moral y de
carácter coherentes con las creencias y las responsabilidades de sus padres.
83. Todas las personas tienen el derecho a recibir una
educación
de calidad.
Los jóvenes, incluidos los pobres y discapacitados, necesitan tener la
oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, espiritual y físicamente, que
les permitan convertirse en buenos ciudadanos que tomen decisiones social
y moralmente responsables. Esto requiere que los padres de familia tengan
diversas opciones en la educación. También requiere que las instituciones
educativas ofrezcan un ambiente ordenado, justo, respetuoso y sin violencia
donde haya disponibles recursos profesionales y materiales adecuados. La
USCCB apoya enérgicamente fondos adecuados, incluidos créditos fiscales,
becas y otros medios, para educar a todas las personas independientemente de
su condición personal o la escuela a la que asisten, sea esta pública, privada o
religiosa. Todos los maestros y administradores se merecen salarios y beneficios
que reflejen los principios de una justicia económica, así como acceso a los
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