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comercio global de armas. El uso de la fuerza militar nos enfrenta a decisiones

morales urgentes. Apoyamos el uso proporcionado y discriminado de la fuerza

militar para proteger a los civiles de tal manera que reconozca la continua

amenaza del extremismo fanático y el terror global, que minimice la pérdida

de vidas humanas y responda a las crisis humanitarias y de refugiados en

las regiones devastadas por la guerra, así como la necesidad de proteger los

derechos humanos, especialmente la libertad religiosa.

Aunque reconocemos el uso justificado de la fuerza militar, exhortamos a la

reasignación de recursos de los conflictos armados a las necesidades urgentes de

los pobres y las causas profundas de la violencia. Además, apoyamos las políticas

y acciones que protejan a los refugiados de la guerra y la violencia, en nuestro

país y en el extranjero, y a todas las personas que sufren persecución religiosa en

todo el mundo, muchos de los cuales son nuestros hermanos cristianos.

El matrimonio y la vida familiar

70. La familia fundada en el matrimonio es la célula básica de la sociedad

humana. La función, las responsabilidades y las necesidades de las familias

deberían ser prioridades nacionales centrales. El

matrimonio

debería ser

definido, reconocido y protegido como un compromiso exclusivo para toda la

vida entre un hombre y una mujer, como la fuente de la próxima generación

y el refugio protector de los niños.

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La institución del matrimonio se ve

socavada por la ideología del “género”, que rechaza la diferencia sexual y la

complementariedad de los sexos y presenta falsamente al “género” como nada

más que una construcción social o realidad psicológica, que una persona puede

elegir en desacuerdo con su realidad biológica (véase

Compendio de la doctrina

social de la Iglesia

, no. 224). Como ha enseñado el papa Francisco, “La remoción

de la diferencia [sexual], en efecto, es el problema, no la solución” (Audiencia

general, 15 de abril de 2015). “Por eso la Iglesia reafirma su . . . no a filosofías

como la del

gender

[que] se motiva en que la reciprocidad entre lo masculino y

lo femenino es expresión de la belleza de la naturaleza querida por el Creador”

(Benedicto XVI, Discurso al Consejo Pontificio

Cor Unum

, 19 de enero de

2013). Esta afirmación de ninguna manera compromete la oposición de la

Iglesia a la discriminación injusta contra los que experimentan “tendencias

homosexuales profundamente arraigadas”, que “deben ser acogidos con respeto,

compasión y delicadeza” (

Catecismo de la Iglesia Católica

, no. 2358).

Las políticas de impuestos, trabajo, divorcio, inmigración y bienestar

deberían hacer valer el significado y el valor, dados por Dios, del matrimonio

y la familia, ayudar a las familias a permanecer unidas y recompensar la