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Capítulo 16. La Confirmación: Consagrados para la Misión

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EL SACRAMENTO DEL ESPÍRITU SANTO

La recepción de este sacramento es necesaria para la

plenitud de la gracia. En efecto, a los bautizados “el

sacramento de la confirmación los une más íntimamente

a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del

Espíritu Santo”.

—CIC, no. 1285, citando LG, no. 11

La Confirmación, junto con el Bautismo y la Eucaristía, constituyen

los Sacramentos de la Iniciación, los cuales están íntimamente ligados

entre sí. En el sacramento de la Confirmación, la persona bautizada es

“sellada con el don del Espíritu Santo” y es fortalecida para el servicio

al Cuerpo de Cristo.

Los profetas del Antiguo Testamento anunciaron que el Espíritu de

Dios descansaría sobre el Mesías para sostener su misión. Esta profecía

se cumplió cuando Jesús el Mesías fue concebido por el Espíritu Santo y

nació de la Virgen María. El Espíritu Santo descendió sobre Jesús cuando

Juan lo bautizó. Toda la misión de Jesús ocurrió en comunión con el

Espíritu. Antes de morir, Jesús prometió que el Espíritu sería enviado a

los Apóstoles y a toda la Iglesia. Tras su muerte, el Padre lo resucitó en

el poder del Espíritu.

El Nuevo Testamento presenta muchas manifestaciones del Espíritu

Santo, dos de las cuales subrayamos aquí. El Evangelio de San Juan describe

la efusión del Espíritu la noche de Pascua cuando Jesús sopló sobre los

Apóstoles y dijo “Reciban al Espíritu Santo” (Jn 20:22). Los Hechos de

los Apóstoles, de San Lucas, presenta otra narración de la infusión del

Espíritu Santo en Pentecostés, cincuenta días después de la Resurrección

de Cristo (cf. Hch 2). Llenos del Espíritu Santo, los Apóstoles proclamaron

los poderosos hechos de Dios. Pedro proclamó que la llegada del Espíritu

cumplía la profecía de Joel: “Sucederá en los últimos días […] Derramaré

mi Espíritu sobre todos” (Hch 2:17; cf. Jl 3:1).

Aquellos que creyeron en la predicación de los Apóstoles fueron

bautizados y recibieron el Espíritu Santo a través de la imposición de

manos. Los Apóstoles bautizaron a los creyentes en agua y en el Espíritu.