MARÍA
Maestra del servicio oculto, que con tu vida normal y ordinaria llena de amor, has sabido
secundar en manera ejemplar el plan salvífico de Dios, haz que los diáconos sean siervos
buenos y fieles, enseñándoles la alegría de servir en la Iglesia con ardiente amor.
Amén.
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NOTAS
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Adaptado de DMVDP, p. 141.
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