CAPÍTULO CUATRO
VOCACIÓN, DISCERNIMIENTO Y SELECCIÓN
I. Promoción y reclutamiento
159. La Primera Carta de San Pablo a Timoteo presenta el primer
principio de selección de diáconos: “Que se les ponga a prueba
primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su oficio de diáconos.”
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Santo
Tomás de Aquino presenta una idea adicional: La Gracia edifica sobre la naturaleza. Quienes
han trabajado de cerca en el restablecimiento del diaconado concluyen que el diaconado es
una vocación particular, una invitación del Espíritu Santo; que un proceso bien conducido de
entrenamiento y desarrollo puede solamente cooperar con inclinaciones fundamentales ya
existentes que indican una vocación diaconal y edifican sobre ellas; y que el proceso de
entrenamiento y desarrollo puede tener éxito sólo si las circunstancias de la vida lo apoyan.
La gracia edifica
sobre la naturaleza
160. La promoción y el reclutamiento de individuos calificados para el diaconado debe
hacerse en una pastoral de conjunto entre el personal de la oficina diocesana de vocaciones y
la oficina del diaconado, al igual que del obispo y los sacerdotes. Si la Iglesia diocesana
desea nominar candidatos apropiados, puede ser útil para la oficina diocesana del diaconado
preparar directrices, aprobadas por el obispo, que ofrezcan información específica sobre
reclutamiento al igual que sobre el proceso de selección y formación. Si el restablecimiento
del diaconado forma parte de un plan coherente de ministerio diocesano, en el cual los
diáconos ocupan un lugar importante, la diócesis y las parroquias podrán identificar y
reclutar más fácilmente a potenciales candidatos, describirles los obstáculos y las
oportunidades del ministerio diaconal en la diócesis, y recomendarles que lo consideren
como un servicio con el cual se pueden comprometer.
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