171. La solicitud y eventualmente la aplicación para entrar a la
formación diaconal no es solamente una jornada personal y familiar.
La Iglesia debe acompañarla. La parroquia es la primera experiencia de la Iglesia para la
mayoría de los interesados. Es responsabilidad de esta comunidad y, particularmente, de su
párroco, invitar de entre sus miembros a aquellos que pueden estar calificados para servir
como ministros ordenados de la Iglesia
.7
Similarmente, aquellas agencias de la Iglesia y de la
comunidad que con frecuencia cumplen la misión de caridad y justicia en la Iglesia, tienen
una oportunidad única de invitar a candidatos apropiados de su personal.
Discernimiento de la
comunidad
172. Las averiguaciones sobre el diaconado y el proceso de
formación finalmente incluyen a la Iglesia diocesana. Las sesiones de
información, la exploración de los criterios para una vocación diaconal, y el consejo
particular presentado por la oficina del Diaconado pueden ayudar a un individuo en su
decisión de continuar con una solicitud formal.
Discernimiento
eclesial
173. Cuando el interesado es presentado por su párroco y somete su
solicitud, comienza el proceso formal de admisión. El discernimiento
inicial continúa con particular énfasis en la capacidad y el potencial del solicitante para el
ministerio ordenado. Tanto el solicitante como la Iglesia diocesana entran en un intenso
proceso de selección.
Cuidadoso escrutinio
IV. Procesos de admisión y selección
La función del párroco y de la comunidad parroquial
174. El interesado que busca ser considerado para la ordenación al
diaconado necesita dialogar con su comunidad parroquial. Es el
párroco quien inicialmente lo presenta para ser considerado para formación diaconal por
medio de una carta que confirma que es católico practicante de buena reputación y buen
comportamiento.
8
Recomendación de la
comunidad
100